Estamos en el país del sí y el no. Todo está sujeto a lo que se persiga. Me llamó poderosamente la atención una de las enredadas y escurridizas respuestas que el Presidente Duque les dio a Juan Roberto Vargas y a María Elvira Arango, sobre conformación de un gabinete de “unidad nacional” que lo sacara del atolladero en que se encuentra.
Dijo, sin sonrojarse, que su gabinete ha sido bipartidista. Mitad con ministros que votaron por el sí y la otra mitad con quienes votaron por el no. Así ha querido manejarlo todo. El Proceso de Paz: mitad sí y mitad no. Igual ocurre con el conflicto de paros y bloqueos en que se encuentra Colombia. Mitad acuerdos con el Comité y mitad desacuerdos.
El sí y el no se aplica para todo durante este gobierno, que no sabe si va o no va. Si deja al Comisionado o no lo deja. Si entiende que su gestor lo desautorizó cuando asumió los encuentros con el ELN en Cuba. Si la vice es canciller, o la interina canciller es vice.
Cada quien tiene sus maneras de actuar, decidir, mandar, recibir órdenes, sacarle el cuerpo a lo urgente, o aplazar lo apremiante.
Estamos completando un mes con un país en crisis, sin rumbo, con una población completamente despistada, que nunca había tenido un desgobierno sin fin. Colombia ha pasado por momentos difíciles, ha atravesado por ocasiones y circunstancias apremiantes que los gobernantes sortearon con destreza y sabiduría, enfrentando las situaciones, sin dejarlas en manos inexpertas. Se untaron de pueblo, se enteraron de los clamores y necesidades de sus gentes, escucharon a sus mayores, a sus antecesores, a la dirigencia política de todas las tendencias…y desde luego, a la juventud de su época.
¿Qué nos pasa? Volvemos al sí y al no. Sí al Ubérrimo, no al país. Sí al error, no a la cordura y al tacto.
Nos domina la equivocación y el menosprecio. El mundo entero nos mira con desdén y nos regresa a la funesta narcoépoca. Somos un país en llamas, sumergido en la mayor incertidumbre que se conozca. Las fuerzas del orden se extralimitan, los derechos humanos se violan, los atropellos se multiplican, mientras se envía a la Vice o Canciller a hablar con Rubio, un “donnadie” en el país de Biden, que solo nos desacredita, al señalar que somos un país dominado por Venezuela, Cuba y Nicaragua. Esa no es manera de recobrar la imagen. Tampoco impedir a los Organismos Internacionales su ingreso a Colombia, para estudiar los desafueros y las violaciones. Claro que les han dicho: ahora no, pero después sí. Es el sí y el no, del que no saldremos con este gobernante.
BLANCO: El plan rescate de la alcaldesa de Bogotá. Si incluye tapar los huecos, crearía millares de empleos inmediatos.
NEGRO: No se puede intimidar a un congreso llevando generales y policías a un debate.