RAFAEL GÓMEZ MARTÍNEZ | El Nuevo Siglo
Jueves, 2 de Agosto de 2012

¿Se harán los pendejos?

 

Resulta que no es la forma como se gana, sino la actitud como se gobierna. Lo dijo el Presidente del Comité Olímpico durante la inauguración de los Juegos. No es el hecho de competir. Es el cómo se compite. Con lealtad hacia unos valores preestablecidos, por ejemplo.

Desde estas líneas de opinión, se le dice a Santos que él fue elegido por un programa. Para continuar con un programa preestablecido. Dos años después, me da la impresión de que antes de reconocer que se equivocó en su juego, terminará al mejor estilo de Lenin, quien decía: es mejor morir siendo revolucionario, que dejar de serlo.

Por lo visto, la crisis de gobernabilidad seguirá su camino de declive. Ni siquiera la llegada del buen Aníbal Fernández de Soto al Viceministerio del Interior calmará los ánimos, ni la tendencia.

Durante la apertura legislativa para el segundo semestre de 2012, el Congreso de la República fue frívolo y distante para con Santos. Fue, por lo demás, el discurso de Santos un discurso típico de un país socialista petrolero.

El espíritu olímpico nos indica el valor de la lealtad y de la gratitud. Santos no ha sido leal, ni grato, para con el expresidente Uribe. Más bien, ha sido malqueriente, como dicen los taurinos. Un cambio de tono hacia Uribe, por ejemplo, ayudaría. Pero no. Cada vez es más punzante. Más retrechero, como diría la monita.

Para su segundo tiempo, Santos se quedó sin el pan, pero con la mermelada para repartir. La mezcla explosiva para gobernar mal. Igual que Samper. Al fin y al cabo, el que anda con Samper, algo se le pega.

Los únicos que no se están haciendo los pendejos son los magistrados de la Corte Constitucional, quienes admitieron una demanda a la reforma a la Justicia en contra de Varguitas. Y esa demanda va bien adelantadita. Yo, de Varguitas, no me haría el pendejo con esa demanda.

Tanto Santos, como el Congreso de la República, tenían la oportunidad de rectificar. Pero no. Y ni hablar de Roy Rasputín Barreras. ¿Usted no fue el senador que chupó de la rueda de Uribe durante ocho años? Pero, al parecer, también se está haciendo el pendejo.

Después de analizar la gran encuesta de la revista Semana, la del primo de Santos, RCN y demás, me pregunto si Santos se hará el pendejo ante la realidad que lo atropella. (El primo, el sobrino, o el tío, ya ni sé).

Puntilla. Pregunta para las Marías: ¿cómo puede ser viable un país que se indigna más por Alejandra Azcarate y los twits de Álvaro Uribe que por Piedad Córdoba? Consignaron en una fiducia de un banco privado 4 billones de pesos. Con esa cifra, cualquiera se queda callado. Averígüelo Vargas.