RAFAEL GÓMEZ MARTÍNEZ | El Nuevo Siglo
Miércoles, 20 de Febrero de 2013

Yo decidí creer
En medio de un continente americano donde sus mandatarios se aferran al poder, la renuncia de Benedicto XVI es una lección al desapego y de amor por su institución. Una semana antes de la imposición de la ceniza, la semana de Cuaresma para nosotros los católicos donde nos preparamos para la muerte y resurrección de Jesús; Benedicto XVI decidió renunciar porque “le faltan las fuerzas para gobernar a la Iglesia Católica”.
Gran ejemplo para tanto caudillo latinoamericano que pretende perpetuarse en el poder. Algunos aquejados de salud y otros moribundos, si es que ya no lo están. Otros que ya tuvieron su momento pero se niegan a pasar la página.
Otros que no renunciaron pero no necesitaron ser caudillos para mantenerse y sostenerse en el poder, como aquel famoso elefante. Si el hombre del elefante hubiera renunciado, otra seria su historia y otra seria la historia del país. Pero no. Pudo más el apego al poder, a los intereses individuales y económicos que el amor por su país.
¿Qué significa la renuncia del Papa Benedicto XVI durante el período de preparación para la Semana Santa Católica? Precisamente, que todos los católicos debemos prepararnos para nuestro momento más importante: la muerte y resurrección de Jesucristo.
Al llegar a la oficina con la ceniza en mi frente, un profesor me miró con cara de extrañeza. Le pregunté: “¿usted sabe por qué los musulmanes nos van a ganar la guerra en estos momentos?” El profesor se sorprendió por la pregunta. “No, señor Gómez”, fue su lacónica respuesta. “Porque es pura cuestión de fe”, le respondí.
Los musulmanes tienen por obligación ir una vez en su vida a La Meca. Además, rezan 5 veces al día estén donde estén: “¿usted cuántas veces reza?”. El movimiento de su cara fue negativo. “Es que yo no creo en Dios”, fue su segunda lacónica respuesta. “Nadie más creyente que un agnóstico. El ser agnóstico es como el ser apolítico”, le dije. El profesor seguía mirándome con cara de incredulidad.
Aleccionador, por tanto, la renuncia del papa Benedicto XVI. En medio de la crisis que está padeciendo la humanidad del siglo XXI precisamente por su falta de fe y de creencia en valores espirituales. Su renuncia nos recuerda que nadie es eterno en el mundo. Que polvo eres y en polvo te convertirás. Que es cuestión de creer. Yo, decidí creer.
Puntilla. ¿Cómo es posible que los colombianos no reaccionen frente a todo lo que está sucediendo? Van más de 60 policías, más de 25 soldados en un mes. ¡En un mes! Llevamos un año del diálogo en La Habana y no avanzamos del primer punto. Angelino Garzón solicita lo mínimo y la arrogante respuesta de Iván Márquez lo dice todo. El fondo Premiun de Interbolsa como que está causando más de un dolor de cabeza. Que lo diga Simón Gaviria y su investigación exhaustiva.