De la hipocresía y otros demonios
Debo repetir hasta el cansancio, en la presente columna de opinión, que Colombia está moralmente enferma. Desde la cúspide hasta la base de la sociedad.
El presente año que termina nos deja varios regalitos de Navidad. Uno de ellos consiste en la hipocresía reinante. Según la REA, la hipocresía consiste en el fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan. Veamos, entonces, cómo se está fingiendo.
Un portal de Internet tituló “¿Risas sinceras o hipócritas?”, con motivo de la última reunión entre Santos Chamberlain y Chávez en Venezuela. “Nada, ni nadie harán que descarrile esta relación”, dijo Chávez al finalizar el encuentro con Santos. ¿Quién finge más?
Mientras todos los colombianos llorábamos a nuestros muertos, Santos con Chávez muertos… pero de la risa un día después del vil asesinato de los secuestrados por las Farc. Y se ríen. Hipocresía al por mayor.
Mientras todos los colombianos llorábamos a nuestros muertos por las Farc, los “estudiantes” de la Universidad Pedagógica hacían su fiesta lanzando bomba papas sobre la Avenida Chile. Parecía una batalla campal. Parecía que estuvieran invadidos por el demonio.
Varios meses después de la simpática marcha estudiantil en la Plaza de Bolívar, pobre Bolívar si viviera para ver todo lo que está pasando, hay un grafiti en la misma puerta del Palacio de Justicia que dice: el M19 vive. Y Clarita no lo ha mandado a limpiar. Ni lo limpiará. ¿Será que Aureliano vive?
Los “estudiantes” protestan por la reforma a la educación pero no salen a la calle para protestar contra el secuestro. ¿Hipocresía?
¿Hacía cuánto tiempo ustedes no escuchaban de la plusvalía? Me dicen que Aureliano necesita $ 18 billones para su gestión en Bogotá. ¿De dónde? ¿Alguien le ha solicitado las cuentas fiscales a Clarita? Tengo una duda: ¿será que Petro se levanta con el pie izquierdo o con el derecho?
Piedad debería contarnos a los colombianos sobre la agenda secreta del Gobierno con las Farc. Y qué tal el Roy Barreras defendiéndolas. Y para rematar esta frase del arzobispo (con minúscula) de Cali: “A 'Alfonso Cano' le impusieron la pena de muerte”. ¡Hágame el favor!
Si de hipócritas se trata, esa pequeña, frívola y rancia burguesía bogotana, de la que hacía arte y parte Santos Chamberlain, que de tanto coquetear con la izquierda para proteger sus intereses, ahora sí, tiene a un izquierdista de verdad en el poder. Se pregunta Mary Anastasia O'Grady en el WSJ: ¿cómo los estadounidenses hubieran reaccionado si Mabel Walker Willebrandt, la asistente del Fiscal General de EE.UU. durante la ley seca, se hubiera casado con Al Capone?
¡No!, no, no puede ser. Como diría el maestro Osuna agarrándose su cabeza con sus manos. Y ni hablar de otras cositas, porque no tengo espacio.
Puntilla. ¿Por qué ningún medio de comunicación comenta sobre la “chiflada” tan madre que le brindaron a Santos en Bosa?