Missing the point
Santos llegó a 50% más rápido de lo pensado. El tema no es Uribe contra Santos, como lo sugiere el diario El Nuevo Siglo. No. Sus veletas, tartufas posiciones, lo están llevando al lugar donde se encuentra.
Hay una gran diferencia entre Autoridad y Poder. Es increíble cómo Santos Kerensky no solamente dilapida la fortuna heredada sino que, pierde la autoridad ejerciendo el poder.
Desde el primer día se le sugirió a JMS que “si dejaba el boquete abierto para el diálogo con las Farc, el barco que zarpaba en alta mar salía con una fisura muy profunda”. El comienzo del fin fue la relación con su nuevo mejor amigo. Después, vinieron las diferentes leyes que se promueven en el Congreso de la República. En la presente legislatura, el tema del Fuero Militar.
Faltando todavía dos años, dos largos años, JMS pretende, como cualquier vendedor de la Plaza de San Victorino que le cogió la noche, feriar la mercancía. Santos, se parece al famoso candidato Goyeneche, quien ya en campaña prometió pavimentar el río de la Magdalena.
Y como lo que no es nuestro hagámoslo fiesta, regalemos 100.000 viviendas al año. Se presentan, entonces, tres circunstancias desde el punto de vista contable. Estas pueden ser: ¿se le venció la mercancía? ¿Se quedó con el inventario vencido? O, con tal de recuperar algo de lo perdido en medio de la desesperación, sale a regalar y a feriar. Me inclino por la última opción.
Como estamos de ferias el que debe estar muy contento es el ministro Echeverry. El gasto central llegó a 4.5 puntos del PIB siendo el más alto de la última década. Ya, el FMI advirtió sobre los riesgos de la política expansiva colombiana.
¿Quiénes están pagando el “pato” de su ambigüedad? Sus ministros. El inteligente Cardona no aguantó más y al sereno y valiente Pinzón lo tienen contra las cuerdas sus tartufas posiciones frente a las Farc.
Finalmente, mientras el país se ahoga y las Farc nos llenan de soldados muertos que a nadie le importa, ni siquiera a Roy Barreras, JMS cae en la calle ciega del neosocialismo.
Son estas y otras cositas que tienen a Santos donde lo tienen. Pero a mí, lo que más me desagrada es su falta de lealtad y de gratitud para con el presidente Uribe. Por lo tanto, no es Uribe. No. Quien lanzó la primera piedra para esconder la mano después fue Santos.
Y, como diría Alberto Casas: quien cambió las reglas del juego fue Santos. No fui yo. ¡That is the point, Mr. President!
Puntilla. En octubre del 2011 publiqué la columna de opinión: El enclave sobre San Andrés. http://www.periodismosinfronteras.com/el-enclave-san-andres.html, pero nadie le puso atención al asunto.