Los Tratados de Libre Comercio
EL Congreso de los Estados Unidos acaba de aprobar el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Colombia, al que Obama y su combo de demócratas de izquierda se había opuesto rabiosamente para “castigarnos” por las muertes de los sindicalistas, un infundio inventado por la Confederación Unitaria de Trabajadores (CUT) y la Escuela Nacional Sindical, que fue comprado por los sindicatos americanos de los cuales los demócratas son obsecuentes servidores. Y en un acto de doble moral sin límites nos obligaron a aceptar ciertas Convenciones de la OIT que los propios Estados Unidos no han suscrito. Las estadísticas de muertes de “sindicalistas” que maneja la CUT, como ha sido ampliamente demostrado, incluyen no solamente líderes sindicales sino cualquier miembro de un sindicato que haya muerto bien por razones inherentes a su cargo, bien en una riña callejera, un accidente de tránsito, un crimen pasional y hasta de muerte natural.
Un mercado enorme se abre a los productos colombianos. Empresas de todos los tamaños necesitan prepararse para competir aquí con los productos americanos y allá, en tierra extraña. Muchos saldrán afectados, naturalmente. A mí me asombra que se tenga miedo a que los gringos nos exporten “café tostado” (así, como lo leen) y arroz, un producto que nosotros solíamos exportar. Es cierto que el campo se ha visto afectado por la violencia terrorista, pero el caso de los dos productos mencionados solamente demuestra que las respectivas entidades gremiales han fracasado y que el Ministerio de Agricultura ha sido ineficaz.
Otro tema es el de la infraestructura. El gobierno de Uribe hizo una contratación masiva de megaproyectos que avanzan lentamente o que son de limitado alcance (como el túnel de La Línea). Pero falta mucho, mucho más. Los ferrocarriles, que se acabaron en el gobierno de Gaviria, hay que rehabilitarlos con trochas más anchas y electrificados.
Hay que tener cuidado con los subsidios agrícolas, tanto en los Estados Unidos como en la Unión Europea. No podemos echar nuestros agricultores y ganaderos al león alimentado con subsidios. Y así, hay muchos temas más que no podemos tratar en este espacio limitado.
Prontamente se vendrá, eso espero, el TLC con Corea, un país con el que nos unen muchos lazos. Y que no se opongan los ensambladores de carros que han tenido 50 años para ser competitivos y no lo son. Si los carros coreanos son más baratos que vengan y que los incompetentes paguen su incompetencia.
El TLC con la Unión Europea ya fue aprobado por la Comisión y falta sólo el Parlamento, donde la izquierda se opone por el tema de los sindicalistas. Pero si no lo aprueban, son ellos los que van a salir perjudicados porque no podrán competir con Estados Unidos, Canadá y los demás.
Coda. Los pro-abortistas ganaron la batalla para que se pueda matar a las más inocentes e inermes criaturas humanas. Pero no han ganado la guerra: su conciencia les remorderá hasta el final de sus días… y después.