RAFAEL NIETO NAVIA | El Nuevo Siglo
Martes, 8 de Mayo de 2012

La CIJ debe decidir salomónicamente

Salomón fue el rey más sabio de la antigüedad y, probablemente, de la historia. Cuenta la Biblia que dos mujeres acudieron a él para que definiera cuál era la madre de un bebé. Como el rey no pudo discernir nada de los alegatos, dijo a sus sirvientes que dividieran el niño en dos y dieran una parte a cada una de las mujeres. La verdadera madre le dijo al rey que prefería que se lo dieran a la otra pero que no lo mataran. El rey no iba a matarlo. Se trataba de un truco para saber cuál era la verdadera madre.

Una decisión salomónica no significa que haya que “repartir” las cosas, sino obrar con sabiduría y aplicar la ley con justicia, que viene de jus que quiere decir Derecho.

La Corte Internacional de Justicia (CIJ) dicta decisiones sabias, salomónicas en el buen sentido de la palabra. El que le dijo a la Canciller que la CIJ reparte territorios para darle contentillo a un demandante desconoce su jurisprudencia. Nicaragua también creyó que podía tirar el anzuelo a ver qué pescaba. Pero pienso que, a pesar del “nuevo derecho” que infesta las cortes internacionales, la CIJ decidirá salomónicamente, es decir, sabiamente, es decir, conforme a Derecho.

A Colombia la acompaña el Derecho. La CIJ ya decidió que San Andrés, Providencia y Santa Catalina le pertenecen con base en el tratado de 1928/30, cuya validez no puede disputarse. Pero no definió sobre los otros islotes, cayos y bancos ni sobre el carácter del meridiano 82° oeste de Greenwich. Según el acta de ratificación, el archipiélago no se extiende al oeste del meridiano. Pero, salvo que uno considere que los negociadores eran tontos de capirote, no se puede suponer que Nicaragua sí se puede extender al este. Que es lo que ella alega.

De otro lado, el área está ya delimitada por Colombia con sus vecinos. Por Colombia, no por Nicaragua que no ha pisado jamás una playa del archipiélago. Tratados con Honduras -ahora con Nicaragua por sucesión de Estados-, con Jamaica y con Panamá parten del hecho de que Colombia es el soberano del archipiélago. Con Costa Rica el tratado no está en vigor pero se aplica entre las partes de buena fe. La CIJ no tiene facultades para ignorar estos tratados que no están bajo su consideración, ni para decidir sobre su contenido y vigencia.

Por su parte, Nicaragua reconoció la validez del tratado de 1928/30 por más de cincuenta años hasta que los sandinistas, que han atropellado todo, resolvieron atropellarlo también y terminaron llevándolo a la CIJ en 2001.

Coda uno. Los ministros de Relaciones Exteriores deberían ser mudos. Sus palabras comprometen al país. No es la primera vez que se equivocan. Pero ojalá sea la última.

Coda dos. La tala de los árboles del Parque de la Independencia es un crimen. No olvidemos que Mockus ordenó talar la mitad de los del Simón Bolívar y no pasó nada.