Rafael Vergara | El Nuevo Siglo
Domingo, 21 de Agosto de 2022

Trascendió Rafa Vergara. En todo sentido: el abandono de su cuerpo físico perpetúa su legado, el cual nos queda como una huella indeleble en materia ambiental.

Conocí a Rafa hace algunos años, gracias a nuestra común amiga Gloria Ortega. Admiré a Rafa de inmediato, por su generosidad, su conversación exquisita llena de anécdotas y conceptos lúcidos, así como por su trabajo incansable en la defensa del ambiente. Amigo, abogado, ambientalista, fotógrafo, político, periodista y escritor, siempre me recibió en su apartamento frente al Caribe que amaba con una sonrisa amplia y un abrazo fraterno, de esos que nutren el alma y recuerdan que estamos conectados, que somos uno y que el trabajo por la
totalidad es tanto necesario como posible. Comentamos muchas columnas, las suyas en El Universal de Cartagena de Indias, las mías en El Nuevo Siglo. Me regaló sus luces, me cuestionó y me ayudó a crecer.

Rafa fue uno de los primeros ambientalistas del país; se dedicó a defender los ecosistemas, a hacer visibles sus problemáticas y a fomentar consciencia ambiental con amor infinito y gran sentido de justicia. Realmente fue una inspiración para muchos seres humanos que aprendieron a vivir en conexión con la Tierra, que reforzaron su compromiso con el planeta y vieron en el desarrollo sustentable la salida a nuestra supervivencia como especie. Aprendí de él sobre el arrecife Varadero, ese prodigio de la naturaleza aún sin explicación, en el que los sedimentos que trae el río Magdalena por el canal del Dique no han logrado acabar con más de un kilómetro y medio de coral a la entrada de la bahía cartagenera, como ejemplo de resiliencia caribe, del triunfo de la vida sobre la adversidad. Así mismo fue la existencia de Rafa.

Necesitamos seguir defendiendo a Varadero de la codicia de quienes ven en él solo un obstáculo para sus ganancias privadas. Es preciso seguir hablando de cómo recuperar zonas de manglar, que han sido desecadas para ampliar la tierra explotable. Es imperativo continuar
la protección de las ciénagas, la Grande de Santa Marta y la de la Virgen en Cartagena. Es crucial hacer visibles todos los esfuerzos que conducen a que nuestros océanos sean oportunidades sostenibles de crecimiento.

Es tiempo de bailar con Rafa, como lo hicimos sus familiares y amigos el día en que cumplió setenta años y azotamos la baldosa de su terraza caribeña mientras le cantamos a la vida y a la totalidad. Lo despido con la alegría del encuentro y la esperanza en que sus causas lo
siguen siendo de muchas personas con consciencia ampliada y compromiso ambiental hecho acción. Rafa querido, las bongas que sembraste no te lloran: siguen creciendo frondosas, agradecidas por tu amor.

@edoxvargas