Si nuestro país estudiara la historia que transitamos desde la independencia, advertiría que hemos tenido verdaderos prohombres en la política y en el gobierno, que nos podría mostrar el colega Oscar Alarcón, en uno de sus brillantes escritos.
Entre tanto y para fortuna de muchos, apareció el gran escritor Juan Gabriel Vásquez con un extraordinario artículo, que con toda la amplitud desplegó el diario El País de España, bajo el título: “Los viejos y queridos odios”.
Es una pieza que le hace un llamado a las generaciones que han tenido que transitar aciagos, funestos y tristes años, durante los cuales nos inculcaron rencor, fobia, cizaña y demás aversiones para quienes piensen diferente.
Destaca a gobernante ejemplar, que quizás no se ha repetido en nuestro país. Y vale la pena mostrarlo en estos momentos en que más de medio centenar de políticos se muestran para alcanzar la presidencia.
Se trata de Don Carlos Eugenio Restrepo, un líder antioqueño, que fue escogido para gobernarnos después de la despreciable “guerra de los mil días”. Esta nación que, desde la conquista, la independencia y la república era la debacle, requería de alguien pensante, equilibrado, respetuoso de las libertades, garante de la autonomía del Estado y la transparencia electoral; la libertad de prensa y todos esos principios que fortalecen el Estado de Derecho. Además de impedir el monstruo de la corrupción que se veía venir desde esa época.
Cuál sería la sorpresa de un país que sentía los rigores de una guerra que ganó el conservatismo, cuando escogió al “godito” Carlos E Restrepo, para enderezarlo. Hubo alboroto y zozobra y disgusto, porque se trataba de una persona con una rectitud a prueba de todo.
El personaje no se arrugó. Se presentó como un verdadero gobernante, que dibuja magistralmente el escritor José Gabriel Vásquez. Así inauguró su gobierno: “no actuaré como miembro de un solo partido. En la presidencia no seré más que un colombiano”. Y advirtió que sería el guardián de las creencias de todos los colombianos, cualesquiera que ellas fueran.
Don Carlos E Restrepo es el ejemplo claro de lo que debe ser un presidente. De hasta dónde debe llegar un mandatario que quiera entregarse a su gente para derrotar los males que afligen a una nación.
Un hombre con este talante no contaría con el apoyo de dirigentes como los que hoy manejan la multitud de partidos y movimientos de esta Colombia.
Es mucho pedirle a un país en el que la corrupción se impone por sobre todas las cosas. En donde los partidos y movimientos, empezando por el que gobierna, desconocen los principios que se requieren para salvar la patria e impartir justicia social. En donde no haya miseria y que la libertad de prensa permita impedir todos los vicios. ¿Habrá algún Don Carlos E entre tanto palabrero?
BLANCO: Las denuncias de los despilfarros del gobierno. ¡Incalculables!
NEGRO: La partida de nuestro gran amigo y colega Andrés Salcedo.