El naranja está asociado con la creatividad y la identidad; en la India, por ejemplo, se le asocia con el abdomen, que es el centro creativo de la persona o chacra naranja, en el confucionismo, el naranja es la transformación y, Frank Sinatra decía que era el color más feliz por representar el entretenimiento y la extroversión; pues bien, como se sabe, la Economía Naranja busca que las ideas se transformen en bienes y servicios culturales, cuyo valor esté depositado en la propiedad intelectual, lo cual se divide en dos componentes: i) La economía cultural e industrias creativas, en cuya intersección se encuentran las Industrias Culturales Convencionales y, ii) Las áreas de soporte para la creatividad.
Esta economía conjuga la inteligencia social, que es la de las emociones, o la que ofrece experiencias, conjugando varios elementos como la ciencia, el arte, la tecnología y la creatividad, e incluye además turismo cultural, ecoturismo, deportes, literatura, productos audiovisuales, contenidos multimedia, agencias de noticias, arquitectura, artes visuales y escénicas, artesanías, cine, creación y diseño, juegos y juguetes, moda, música, creación publicitaria, desarrollo de software, radio y televisión y videojuegos; en fin, multiplicidad de bienes y servicios creativos que son conocidos como “mente facturas”, expresión de la riqueza del capital humano como nuevo factor para medir la riqueza de los países.
Según el BID, tan sólo el 1,77% de las exportaciones de bienes creativos mundiales se originan en Latinoamérica y el Caribe, no obstante que es un eje de desarrollo para la creación de empleos y riqueza en lo que debería ser la base de una “Revolución Naranja” que haga de nuestros países un imperio de la creatividad, particularmente, teniendo en cuenta que en la región hay 107 millones de jóvenes entre los 14 y los 24 años, edad y grupo fértil para el fortalecimiento de lo que debe ser la economía del futuro, también llamada “economía del consumo” de bienes, servicios y experiencias alrededor de la Economía Naranja, que además busca cerrar las brechas sociales acercando a las personas privilegiadas con las más humildes hacia la integración social y la transformación de bienes y servicios simbólicos en beneficio de la sociedad, como lo quiso John Howkins, el británico que se inventó el término de la “Economía Naranja”, como una oportunidad infinita en las industrias creativas.
La “Ley Naranja”, 1834 de 2017, que propende por la Política Integral de la Economía Creativa o “Política Naranja”, busca la participación plural y equilibrada entre actores públicos y privados, sociales, gremiales y asociativos a través del ente coordinador de la “Economía Naranja”, que es el Consejo Nacional de la Economía Naranja – CNEN-, consolidado por decreto 1935 de octubre 18 de 2018 como organismo asesor y consultivo del Gobierno Nacional, encargado de formular lineamientos generales de política y coordinar las acciones interinstitucionales necesarias para la promoción, defensa, divulgación y desarrollo de la economía creativa y la promoción del sello “Creado en Colombia”.
Iván Duque y Felipe Buitrago, desde sus tiempos del BID, hablaban de “retener, atraer, capturar y reproducir el talento de un segmento de la población, que por lo general se encuentra subvalorado socialmente y pobremente remunerado económicamente”. Sin embargo, las instituciones encargadas de la promoción de las industrias culturales requieren apoyo jurídico, ante lo cual surgen una serie de interrogantes válidos para encontrar una respuesta acertada: ¿las facultades de derecho están apoyando la creatividad con asesoría regulatoria desde sus consultorios jurídicos?, ¿esas mismas facultades están enseñando a sus estudiantes a ser creativos?, ¿las normas de protección nacional y Andina a la propiedad industrial y a la propiedad intelectual son suficientemente conocidas por los emprendedores naranja?, ¿la economía creativa está verdaderamente protegida en Colombia?, ¿el Fondo Naranja y los Comités Técnicos Naranja ya empezaron a funcionar?, ¿cuántas jornadas de educación naranja se han promovido para la formación del progreso cultural y creativo, en el marco de la autonomía escolar, por parte de los ministerios de Cultura y educación, el Sena y la Dirección Nacional del derecho de Autor como lo dispone la Ley Naranja?
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