Si la Democracia no se afianza dejará de serlo. Ante la zozobra, el desbordamiento y la destrucción tenemos que respaldar al Gobierno, la clase dirigente se encuentra en la obligación de hacerlo, dejando de lado diferencias de partido, de grupo o personales, evitando actitudes que profundicen la crisis.
Libertad y anarquía son cosas muy diferentes, la última lleva al caos en primer término, posteriormente a la dictadura, la vida está por encima de cualquier consideración subalterna, la afecta la pandemia del covid-19, insensato incrementar contagios y muertes.
El inoportuno proyecto de ley de reforma fiscal se hundió, el diálogo múltiple anunciado debe encauzarse a la búsqueda de acuerdos prioritarios sin presentar de carrera iniciativas de esta naturaleza, el temor de que las calificadoras de riesgos de inversión disminuyan la nota a Colombia no llega al pueblo, la vida prevalece sobre cualquier enunciado de este tipo.
Los inversionistas a pesar de la opinión ortodoxa de las calificadoras que consideran muy importantes los índices económicos sin profundizar en el deterioro comunitario y su devastador efecto, no vendrán con la frenética turbación del orden público registrada por los medios de comunicación de los cinco continentes. Mejor un hueco de caja factible de disminuir con austeridad, creación de empleo, consecución de recursos apelando a la venta de activos improductivos obteniendo la ayuda del Banco de la República, el aplazamiento de la compra de aviones por valor de veintiocho billones de pesos, los cuales si como se afirma son necesarios para la renovación de la flota de la Fuerza Aérea pueden adquirirse superada la emergencia, que presionar subidas del Iva, congelamiento de salarios, disminución de pensiones de manera inconstitucional.
Los problemas no van a solucionarse de inmediato, sí con lógica los más urgentes, indispensables el sentido común y la calma, no basta que el presidente Iván Duque reitere sus buenas intenciones y el compromiso con los compatriotas de menores recursos e ingresos mientras que funcionarios con declaraciones discrepantes envían mensajes confusos, sería acertado reorganizar la administración con espíritu de unidad nacional y lenguaje coherente interpretando preocupaciones provenientes de diferentes sectores sociales, sin empecinamiento ni negativismo, en forma positiva.
Otros proyectos de reforma como el de la Salud que reciben rechazo, en referencia al cual quienes lo suscribieron retiraron sus firmas porque no lo consideran idóneo, convendría que se analizarán más; en el Congreso difícil debatirlos en las circunstancias actuales.
A la policía corresponde enmarcar su acción con respeto por valores y derechos esenciales, los protestatarios entender su misión en defensa de la sociedad, para eso existe, no podemos demeritar la ingrata labor de los miembros de un organismo que son parte de las nuevas generaciones del país.
Urgente construir puentes y no muros, anhelamos la paz con equidad, verdad, justicia y solidaridad. ¡Demos una oportunidad a la concordia, la civilización y la cultura! Si derribamos no solo estatuas sino las instituciones empeoraremos todo. La invitación al suicidio colectivo no es el camino.