El sacerdote tiene el secreto de confesión. El periodista tiene su código ético o deontológico que parte de los siguientes enunciados: 1. El respeto a la verdad. 2. Estar abierto a la investigación de los hechos. 3. Perseguir la objetividad, aunque se sepa inaccesible. 4. Contrastar los datos con cuantas fuentes periodísticas sean precisas. 5. Diferenciar con claridad entre información y opinión. 6. Enfrentar, cuando existan las versiones sobre un hecho.
Pero hay otro principio inalterable que es nunca revelar sus fuentes, guardar la confidencialidad si así es solicitado por la fuente, desde luego debe comprobarlas, verificar la idoneidad de lo referido, examinar la documentación si es que aplica, pero mucho más cuando la fuente puede poner en peligro su vida, su integridad o la de su familia.
En el caso de Vicky Dávila, que ejerce el periodismo investigativo y analítico, una fuente le reveló la existencia de tres mil millones de pesos en efectivo pertenecientes al presidente Gustavo Petro, que fueron robados del apartamento de Laura Sarabia y de unos videos donde se evidencia un movimiento de cinco maletas ingresando a ese apartamento, como la recuperación de 268 millones de pesos entregados por el marido de la empleada. Entonces, la periodista en su deber informativo dio a conocer esos hechos que, ciertamente ilustraran a la Fiscalía en su investigación y se dieron a conocer a la opinión pública, cumpliendo con el deber ser del periodista.
El secreto profesional del periodista compromete a no revelar sus fuentes y no existen leyes que lo obliguen, no solamente es eso, sino que exige dar a conocer a la opinión publica lo revelado por la fuente, pues el periodismo es concebido como un servicio público, más aún cuando es un asunto de interés nacional.
El artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos indica lo siguiente: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión” (Art.19). Por lo tanto, el periodista tiene derecho al secreto profesional y esto se ha constituido en una de las reivindicaciones tradicionales de los periodistas en la mayoría de los países democráticos con un sistema de prensa considerado independiente. Grave hubiera sido que Vicky Dávila, al conocer y evidenciar la idoneidad de la fuente y gravedad de lo referido, lo hubiese callado porque involucra al presidente de la República.
La decisión de la revista Semana y del grupo empresarial a la que pertenece, de brindar apoyo a su directora ante el rumor de solicitud del alto gobierno de despedirla, muestra la independencia de ese medio.
Como comunicador social y periodista que soy, respaldo a Vicky Dávila por ser un ejemplo de periodismo independiente, más aún cuando nuestro país está pasando por situaciones políticas muy difíciles a causa de los escándalos y hechos sucedidos en torno del presidente de la República, su familia y miembros de su gobierno.