Contraloría significa órgano encargado de examinar la legalidad y corrección de los gastos públicos. La contraloría distrital abrió juicio de responsabilidad fiscal contra el Alcalde de Bogotá y el gerente del Metro de Bogotá por el presunto detrimento de 146.000 millones de pesos por los estudios de la primera línea del metro los cuales no usaron. De acuerdo con el contralor “…no se trata de decir si este sistema de transporte debe ser elevado o subterráneo, sino de la eficacia y la eficiencia con la que se ejecutan estos recursos”. ¡Y, tiene toda la razón! ¿Responden los gobernantes por la utilización, eficacia, eficiencia de los recursos públicos durante su gestión? ¿Son controlables los caprichos de los gobernantes de turno, que en su obstinación respecto de algo, o simplemente llevados por sus ideas, en su propio concepto geniales, los hace no ser prácticos, no darles continuidad a procesos a los que se les han metido miles de millones?
Y, es que independientemente del desacuerdo con la gestión del antecesor y, sin que se trate de darle continuidad a dicha gestión, ¿Lo más sensato no es corregir, pero no cambiar todo? Los caprichos no dan derecho a los gobernantes a botar la plata de los contribuyentes a la caneca. ¿No deberían esas decisiones estar limitadas y controladas, por un ente superior, cuando se trata de proyectos macro, necesarios y vitales como lo es un sistema de metro para una ciudad como Bogotá? No tiene ningún sentido que proyectos de esta magnitud existan en el papel por cuatro años y luego mueran. Vuelvan a nacer y existan por otros cuatro años y vuelvan a morir y, así sucesivamente.
Dependemos de los planes, los caprichos, las ideas, la voluntad, del impacto político que genere al gobernante de turno y no de planes estratégicos a largo plazo. Todo en Bogotá tiene un retraso de décadas gracias a este fenómeno. No se avanza. No hay rumbo cierto y todo cambia gracias a lo que piense el nuevo gobernante, que, al final del día solo duran eso, cuatro años, y los planes, como el de un metro para Bogotá, deben subsistir más tiempo que el periodo de un gobernante. Esa es la razón por la cual no se avanza. O, mejor dicho, si se avanza, pero por cuatro años y luego se vuelve a comenzar de ceros. ¿Tiene esto algún sentido?
@ReyesJuanfelipe