Nunca en la historia de Colombia se ha tenido un presidente tan irresponsable e incumplido como Gustavo Petro. Esta disruptiva característica hace daño al funcionamiento del gobierno, a la seriedad de la presidencia, a la confianza del gobernante y a la imagen internacional, pues Petro con sus actitudes soberbias y prepotentes, no mide el alcance de los desplantes que ha hecho en el interior del país a: las fuerzas militares, al Congreso de la República, a los alcaldes y gobernadores, a las comunidades indígenas, a los empresarios, a los tribunales de justicia, a los trabajadores y sindicatos, a las comunidades y a la población, cuando no ha asistido a los eventos o reuniones o ha llegado con horas de retraso sin importarle la espera de la gente, como también las cancelaciones de su asistencia a asuntos internacionales o eventos en el país.
Pero sus desplantes internacionales han dejado una pésima imagen de Colombia, pues el protocolo en esas reuniones y eventos son serios y respetables, como sucedió en Nueva York en la reunión de la ONU, donde llegó una hora tarde al desayuno con el presidente Biden; en la cumbre del Amazonas, en Davos y bueno según las estadísticas más de 100 incumplimientos y desplantes se le suman. También se le agregan las cancelaciones a última hora de visitas programadas y agendadas como fue la visita de Estado a Chile donde dejó metido al presidente Boric, uno de sus codeidearios.
Últimamente había solicitado hacer una visita a Bruselas sobre mediados de marzo, para reunirse con las altas autoridades de la Unión Europea y las más altas autoridades federales del Reinado de Bélgica, incluido el Rey Felipe. Igualmente iba a dar una conferencia que el pidió dictarla sobre la transición energética. Sumado a lo anterior le habían organizado un almuerzo con el rector de la universidad de Lovaina dado que Petro había pedido que le rindieran un homenaje y le concedieran un Honoris Causa, pues él afirma haber estudiado en esa alma máter donde presuntamente no figura ningún título de estudios cursados a su nombre. Igualmente pidió unos encuentros con los alcaldes de Amberes para tratar sobre asuntos del narcotráfico y con el de la ciudad de Charleroi, de la región de Valona, pero cuando todo ese itinerario y protocolo estaba agendado y montado, anunció su cancelación.
En fin, estos y muchos otros actos más de esa naturaleza a la que recurrentemente este presidente acude, no solamente muestran un gran rasgo de su personalidad prepotente, pues no mide el impacto negativo que le hace a su propia imagen y a la del país.
Estos aspectos dicen mucho de la persona, pero no se podría esperar algo diferente de un personaje que nunca ha respetado las instituciones pues su pasado guerrillero habla por sí solo, a más de su estilo y comportamiento personal, es solo observar su presencia física, la manera de actuar, de hablar, de mirar, de pararse entre otros aspectos donde el lenguaje corporal muestra lo que es la persona. Sumado a lo anterior se rumora que su afición por el alcohol y sustancias psicoactivas son fieles compañeras de este rey del desplante.