Gina y Antanas
LUEGO de debates sin mayor profundidad, sin interesantes confrontaciones o creatividad política o social, aparece la novedosa propuesta de alianza entre Antanas Mockus y Gina Parody. Novedosa porque nadie esperaba que ya al final de la contienda se diera.
Novedosa porque se da entre ciudadanos capaces de aceptar las bondades del otro. Novedosa por imprevista, porque rompe con la monótona campaña y da de qué hablar.
Mockus propone a Gina confiando en una mujer joven, estructurada, con principios y llena de energía. De paso envía un mensaje en el sentido de volver a ser el hombre desinteresado y humilde por el que ya votó Bogotá.
Parody expresa que Mockus es la mejor carta para la ciudad y, en virtud de esa realidad, es capaz de entregar sus banderas para que las porte el de mayores merecimientos. Entre los dos envían un mensaje de consideración por la capital y de capacidad como dupleta de salvarla con la educación como motor de desarrollo y con el regreso a la cultura ciudadana, un elemento cohesionador y diferenciador de la sociedad. Para recuperarla del desastre Polo-anapista que será tarea de titanes.
Para Mockus es fácil presentar a una figura joven y combativa, transparente y sin compromisos. Para Parody es también fácil aliarse con alguien que, por mucho que se equivoque, sigue representando la ética en la política. Pero Mockus ya ha perdido, se ha volteado demasiado, es el riesgo de ella; en cambio, Gina no la han derrotado, es un menor riesgo para Antanas.
¿Qué sucederá con los candidatos en punta? La idea siempre fue la de la alianza entre Mockus y Petro. A esa le tenía tanto miedo Peñalosa, que se propuso como testigo del comportamiento dentro de la ley electoral de su antiguo compañero “verde”. Petro pierde esa extraordinaria posibilidad y sabrá que uno u otra unidos se acercarán en las encuestas. ¿Cuánto? Lo dirá Dios porque este tipo de endosos electorales son difíciles y como este nunca ensayados. La campaña petrista tendrá que afinar el trabajo para que la opinión no lo sorprenda.
El caso de Enrique Peñalosa es patético. Siendo el candidato mejor preparado, no acaba de convencer a los votantes. Y su segundo lugar en las encuestas si puede perderse de un tajo con la unión Mockus-Parody.
Además, la uribización de su campaña tendrá una prueba de fuego ante dos reconocidos antiuribistas como afirman los aliados, ahora sí se prendió la campaña, que promete ser la más apretada en los últimos tiempos. Y la creativa forma de elección de candidato entre Mockus y Parody sube la expectativa de los ciudadanos y atrae su atención como una posibilidad cierta de mejorar a Bogotá.
Esta alianza abre el camino para otras que se cocinan: la más importante, la unión de Cambio Radical con el liberalismo, en teoría adelantada con el callado beneplácito presidencial. De manera que la noticia del momento tendrá efectos también en la política nacional por venir.