Lo más impresionante de nuestros gigantescos próceres fue su amor descomunal por Colombia. Por eso se estremece todo el mundo leyendo el canto de los insuperables poetas, al elogiar con sinigual emoción lírica a las figuras que mejor encarnaron su entrañable amor por la nación.
Los versos de Julio Arboleda, nadie, o muy pocos están en capacidad de hacerlos, mejorarlos. Veamos: “Patria por ti sacrificarse deben / Bienes, y fama y gloria, y dicha y padre// todo, aun los hijos, la mujer, la madre / y cuanto Dios en su bondad nos de / Todo, porque eres más que todo, menos / del señor Dios la herencia justa y rica / hasta su honor el hombre sacrifica / por la patria y la patria por la fe”.
Y qué decir de ese inmenso valor que fue José Joaquín Casas cuando terminó, su inmortal soneto a “Colombia”, así: “… patria, la vida que me diste toma, / poco es morir por lo que se ama tanto/”, No solo Venezuela, el universo mundo se engrandeció con el don genial de Simón Bolívar. Muchos lo consideran superior a Bolívar a Napoleón, con buenos argumentos".
Para empezar, Bolívar todo lo realizó para dar libertad a un continente, en cambio Napoleón utilizó su caudalosa energía, sometiendo a su soberanía y mando a multitudes, y preso en una isla. Contó con el poderío de la civilización francesa. Bolívar se le enfrentó al imperio político más grande del mundo y le arrebató a la Corona española sus más valiosas joyas. De la nada organizó un ejército temible. Luchó no para esclavizar, sino para dar libertad. Claro que el “Libertador” contó con estrategas increíbles como fueron además de Sucre, dos colosos granadinos: Santander y Córdoba.
Santander le suministró a Bolívar durante siete años hombres, armas, dinero y al reemplazarlo en la dirección del gobierno de La Gran Colombia, le dio confianza y seguridad para sus triunfos brillantísimos.
En la batalla más trascendental, la que cerró el ciclo vital de la Independencia de América, fue un jovencito descomunal, de menos de 30 años de edad, José María Córdoba al que milagrosamente, con su prodigiosa cooperación, aplastó a un ejército de 12 mil hombres, como era la fuerza militar española. Fue tan sorprendente.
Desde siempre, el coraje y la actitud temeraria o casi “suicida” fueron características de José María Córdoba Muñoz, nacido en José María Antioquia, en 1799. Siendo un niño de excepcional belleza varonil, se incorporó al ejército patriota deslumbrando por su loco coraje. El mismo Sucre, comandante en Ayacucho afirmó con orgullo que casi todo lo logró este jovencito y lo calificó de “el gran héroe de Ayacucho”.
Córdoba participó en otra batalla trascendental como fue la del 7 de agosto en Boyacá. También estuvo en Llanos con Santander y Bolívar armando el ejército de la nada. El ejército en los Llanos volvió trizas al enorme poderío español.
Fue triste y muy dolorosa la parte final de este simbólico héroe. No faltaron algunos errores en las vidas grandiosas de estos dos gigantes: Bolívar y Córdoba.
El Libertador al pretender dar fuerzas a su mando, suscitó rechazos de figuras como Córdoba, quien con armas se reveló resueltamente. En 1829, O´Leary quiso someter a Córdoba en lucha muy desigual y le pidió al rebelde que se entregara, pues jamás podía triunfar y contestó: “Si es imposible vencer, no es imposible morir. Murió este glorioso combatiente masacrado.
Y que ante tanta hermosura muchas damas se le rindieron. Muy enamorado se iba a casar con una dama inglesa de extraños atractivos, pero su heroísmo hizo que prefiriera la gloria al amor. Hay que enfatizar en nuestro ambiente escolar el patriotismo de Córdoba.