Parece mentira. Pero la industria del fútbol está viviendo una crisis económica muy profunda. Al menos el fútbol de clubes, el de todos los días, está viviendo una suerte de recesión muy compleja. Y una de las razones de esa crisis tiene que ver con la piratería.
No es un tema popular. De hecho, vamos a recibir uno que otro insulto por esto. Pero alguien tiene que explicarlo. La piratería es una de las razones por las que el fútbol como industria está en crisis. Así puro y duro. ¿Por qué? Bueno es un tema complejo, pero vamos a tratar de explicarlo.
La principal fuente de ingresos de los clubes de fútbol, que en Colombia casi todas son sociedades anónimas, son los derechos de transmisión de los partidos en vivo. El fútbol colombiano, Dimayor mediante, reparte mal el dinero que entra por los derechos de televisión, pero ese es un tema para otra columna.
Según cifras entregadas por la Superintendencia de Sociedades, cerca del 38% del total de los ingresos que les llegan a los equipos del fútbol colombiano están relacionados por los derechos de transmisión. En otras palabras, 4 de 10 pesos que les llegan a los equipos llegan por la distribución de los partidos en vivo.
En Colombia, el modelo de distribución de los partidos en vivo se da por un canal premium: Win Sports -que es la asociación de DirecTV y Canal RCN-. Es un modelo de pague por ver. Que para mi gusto es un poco antiguo. Pero es el que eligieron los equipos de la Dimayor al menos hasta 2026. Puede gustar más o menos, pero esa es la forma legal de acceder a los partidos en vivo en Colombia.
Entran en escena plataformas como Roja Directa que toma la señal de Win Sports y la lleva a unos servidores lejanos para que los usuarios que no quieren pagar por ver el contenido de forma legal puedan acceder a ellos. No sin riesgos de virus, páginas porno y uno que otro spam. El tema es que esos usuarios que no pagan por ver no están afectando al canal, están afectando a los equipos.
En definitiva ¿quiénes son las víctimas de la piratería? En principio pueden ser los canales. Pero ellos recuperan la inversión -con algún margen- con los suscriptores que llegan. Eso sí, todos los días luchan por esa vena rota de la piratería. Pero el que deja de recibir dinero realmente es el equipo de fútbol, porque el canal paga por número de consumidores suscritos.
Acá es donde se vuelve impopular el análisis. Es cierto que pagar por ver fútbol en vivo en medio de una recesión tan jodida como en la que estamos en Colombia puede parecer injusto. Quizá desproporcionado. Pero es que está la tendencia de olvidar que el fútbol es una industria totalmente privada, como el cine. Y que sin ingresos por consumos está condenada a la defunción.
Solo miren lo que está pasando en Francia. Varios equipos de Francia están al borde la ruina económica. También por malas gestiones, pero en buena medida porque nadie quiere transmitir los partidos, por la piratería. Al final, las víctimas de que los Roja Directa sigan vivos no son los canales son los Fortalezas y Uniones Magdalenas.