Quien lo creyera: las desatinadas actuaciones del actual gobierno, la agitada corrupción, el exceso de imprecisiones y las últimas encuestas de Invamer, prendieron aceleradamente en el país un “toconpetro” que impida la caída de nuestra nación al abismo al que nos arrastra este mandato.
El desorientado balcón ambulante, la elección de controles de bolsillo, el atropello al Consejo Electoral, la compra de los votos de ciertos legisladores para imponer amañadas reformas que comprometen al ministro de hacienda… y la aparición del tóxico Benedetti “manejando” las alturas ejecutivas, imprimen terror, espanto y pánico, ante lo que pueda suceder de aquí hasta las elecciones del 26.
La extrema multiplicidad y complejidad de movimientos y partidos que llevaron a Petro a la Casa de Nariño, ha puesto a pensar a la dirigencia política sobre una posible prolongación del maremágnum, barahúnda y barullo a los que nos conduce Petro.
Las últimas encuestas muestran casi más candidatos que votantes, con diversas posiciones y tendencias, que podrían llevarnos, sin lugar a dudas a una continuidad del desbarajuste que vivimos. Esa la razón para la aparición del “toconpetro” -todos contra Petro- que tiene el convencimiento de que, solo actuando con unidad y decisión, se podrá conseguir lo esperado. Allí hay de todo, incluidos los que votaron por el actual gobernante y que hoy están arrepentidos del rumbo al que nos lleva.
Las encuestas sobre los candidatos que aparecen con mayores posibilidades demuestran que se requiere una unidad para alcanzar la Casa de Nariño, o la derrota, como ya sucedió. Debe ser un personaje que ofrezca confianza al electorado. Los más favorecidos Sergio Fajardo y Germán Vargas Lleras, han propuesto que el candidato único debe ser quien avance en primer lugar entre todos los candidatos. Y que ellos como los otros hagan frente común para ganar las elecciones. Lo contrario abrirá las puertas a Petro, que manejará presupuestos y marrullas a su atojo.
Colombia requiere un gobernante que destierre la corrupción, la compra de votos de parlamentarios para reformas ilusorias, la recuperación de Ecopetrol, la invasión del Consejo Electoral, la eliminación de exploración y explotación de hidrocarburos y minería en general, la pose de líder universal, el desaliento empresarial, el desempleo, la destrucción del sistema de salud, incumplimiento de la regla fiscal, la mediocre escogencia de ministros entre terroristas, la toma del país por los crecientes movimientos guerrilleros, la fallida paz total y tantas y tantas fallas como las que a diario afloran.
Hay que tener en cuenta que todas las tendencias que elegirán al nuevo presidente deben armar el sistema de gobierno que imprima a Colombia las normas y caminos que le permitan salir de la encrucijada en la que la tienen Petro y su jauría. Que se pueda conformar un gobierno de verdadera unidad que buscará el “toconpetro”.
BLANCO: Por fin llegó la policía a las cárceles para descubrir la podredumbre. Desde allí opera la extorsión y el crimen. Nadie puede imponer control a los celulares con los que operan las bandas de maleantes.
NEGRO: Lástima grande que tengan que encapucharse los líderes del sindicato de Migración Colombia para reclamar sus derechos. Entre tanto los viajeros y turistas, deberán sufrir las consecuencias de un paro.