La renuncia irrevocable presentada por el fiscal Néstor Humberto Martínez, sorprendió de inmediato al país, a los círculos políticos, a las Cortes y en general a amigos y enemigos de la paz. Se creyó que el país estaba frente a una crisis institucional, que se llegó a comparar con el inicio del desbarajuste venezolano.
Estas últimas semanas Colombia estaba asistiendo a un pugilato, en el cual se enfrentan los partidarios de las polarizaciones creadas por un líder que vio frustrado un tercer tiempo. El enfrentamiento estaba orientado a desprestigiar a toda la justicia con sus Cortes y demás dependencias. Es claro que tres magistrados dieron suficiente “papaya”, para que el uribismo saliera a tomar venganza por investigaciones contra parientes de gente muy poderosa.
Se suma a todo lo anterior el fallo de la JEP que no encontró pruebas claras y contundentes para autorizar la extradición de Santrich. Las pruebas de la Fiscalía, según ese tribunal, no tuvieron suficiente contundencia para un pronunciamiento en ese sentido. Eso no le gustó a Martínez, quien se apresuró a renunciar y hacer un llamamiento la ciudadanía “a movilizarse con determinación por el restablecimiento de la legalidad en Colombia”. ¿Constituyente, rebelión?
Martínez necesitaba una tabla de salvación. Era un Fiscal investigado, enredado con Odebrecht, sin credibilidad, repudiado por muchos, o pocos movimientos políticos por su poca fidelidad. Se ha pasado por todas partes.
¡La esperada tabla llegó! y Martínez renunció. Podía así salir como héroe, como el único defensor de la legalidad y pasar a la fila india que conduce a la Casa de Nariño, en lugar de acudir a una segunda instancia ante la JEP, para demostrar la fortaleza de sus pruebas para extraditar a Santrich.
El exfiscal, tiene todo listo para la candidatura que lo puede llevar a reemplazar a Duque. Sería el líder de la extrema derecha que puede poner en graves problemas al jefe del CD, que últimamente viene bajando en las encuestas. Sería un personaje, determinante durante las próximas elecciones. Seguramente impondría gobernadores, alcaldes, diputados y concejales.
Entre tanto, la campaña contra las Cortes y contra la justicia en general continuará como bandera del uribismo, porque hay que echar tierra a las “chuzadas” que Uribe propició durante su gobierno, porque como suele suceder: “mentir, mentir, que de la mentira algo queda”.
Por ahora, el senador Uribe, tendrá que empezar a buscar acuerdos políticos, para recuperar la fiscalía, porque la cosa se ha puesto difícil ante la fortaleza de la llamada oposición. Como dice el vallenato: “y tendrás que usar traje negro… aunque no gustes de él...”
En el CD veremos debates internos a raíz de la renuncia de Martínez, porque será un hueso duro para el partido de gobierno. Ya hay muchos partidarios de ese movimiento, que lo ven como una esperanza para mantenerse en el poder 4 años más. Martínez a la carga.
BLANCO: El Presidente anuncia respetar los fallos de la justicia. Esa es la democracia.
NEGRO: Las posibles de ventas de los bienes más productivos del Estado.