HAY distintas opiniones, desde cuando el joven marinero Rodrigo de Jerez fue enviado por don Cristóbal Colón, en una isla a la cual los nativos denominaban Cuba, a buscar pepitas de oro y regresó con la noticia extraña, del encuentro de la tierra de hombres y mujeres chimenea. Colón, -que no sabía nadar-, sin adquirir el vicio, no solo descubrió el nuevo mundo incapaz de precisar el sitio del planeta donde se hallaba, sino también el tabaco.
El historiador británico Hugh Thomas en su “Inacabada Historia del Mundo” dice, a propósito de la sífilis, que esa enfermedad era desconocida en Europa antes de 1492, se trajo de Cuba junto con el tabaco. En Francia, Catalina de Médicis tenía como embajador en Portugal al lingüista Jean Nicotin, que envió a su reina semillas de tabaco para que fueran cultivadas, se le conoce porque dio su nombre a la planta. En 1913 el público norteamericano se vio bombardeado publicitariamente con “Camels are coming” -vienen los camellos- llegaron los cigarrillos camel con novedoso empaque.
José Jacinto Milanés en su obra, incluyó su encuentro con la señorita Petro y escribió: “¿Qué es esto? le dije, ¿usted fuma? usted la nata, espuma, flor de beldad y amor ¿Es posible que consuma su pulmón en tal horror?”
Guillermo Cabrera Infante, en el siglo XX, Guillermo Cabrera Infante, en su libro “Puro Humo”, sostiene que los puros grandes van con los hombres pequeños, los cigarrillos son para tipos altos y la pipa se asocia con los seres de estatura mediana; los ricos y los mendigos prefieren puros; las putas y los pistoleros cigarrillos; la pipa es para los escritores de misterio” El rapé y las escupideras pasaron de moda y el fumador de puros Fidel Castro, antes del triunfo de la revolución, desde la cárcel, anotaba que “no hay nada más agradable que tener un sitio donde uno pueda echar al suelo colillas como desee, sin miedo”.
Lo anterior para resaltar que el tabaco no es un vicio del siglo XXI, en mi época de estudiante universitario, en las noches de preparación de exámenes, fumábamos sin parar, siempre llegaba el compañero que preguntaba: ¿Les importa si no fumo?
Fumar es nocivo, el consumo ha disminuido, la prohibición existe en restaurantes, espectáculos, centros comerciales, oficinas, sin embargo mientras haya tabaco perdurará el vicio furtivo. No me opongo a la medida, la acato. Estas son disquisiciones en un día de ocio. Con los precios actuales, la determinación sirve para ahorrar en un país donde ello es casi imposible. Respeto la opinión de los lectores fumadores y no fumadores, la medida está adoptada.