Trump y los dictadores | El Nuevo Siglo
Miércoles, 22 de Enero de 2025

Si algo quedó claro en el discurso de posesión de Donald Trump es que el nuevo presidente de los Estados Unidos está lejos de actuar de manera complaciente con personajes como Gustavo Petro que hablan mucho de ser demócratas, pero no pierden oportunidad de actuar como comunistas camuflados. Gobernantes que no desperdician la oportunidad de hablar mal de Estados Unidos, pero que, permanentemente pretenden obtener de esa gran nación ayudas económicas y comerciales.

No será este presidente estadounidense un hombre manipulable por izquierdistas,  autócratas ni violadores de los derechos humanos, como fue su antecesor Joe Biden con Nicolás Maduro, con quien llegó a acuerdos que el dictador incumplió “olímpicamente” sin que Biden reaccionara, o la absurda eliminación de Cuba de la lista de gobiernos patrocinadores del terrorismo, en los últimos  días de su gobierno, a cambio de la liberación de 553 presos políticos que ya veremos si el gobierno de Miguel Díaz- Canel cumple.

La no invitación de Petro a la posesión de Donald Trump es un mensaje claro y explícito de que lo que está pasando en Colombia está siendo observado y analizado por el nuevo equipo de gobierno estadounidense. El descomunal aumento del número de hectáreas sembradas de cocaína y la ineficiencia en implementar los acuerdos sobre el control del narcotráfico podrían causar, como lo ha dicho el expresidente Iván Duque, la descertificación de Colombia en la lucha contra el narcotráfico; esto podría “poner en duda” la asistencia económica a nuestro país.  Algo de suma gravedad.

En su discurso Trump declaró: “Bajo las órdenes que voy a firmar hoy, también vamos a designar a los carteles como organizaciones terroristas extranjeras”. Su lucha contra el narcotráfico será sin cuartel, Petro debe tener esto muy en cuenta.

 Trump no está dispuesto a aceptar las “payasadas”, retóricas ni reales, de los comunistas latinoamericanos que pretenden imponer sus ideas protegidos por democracias incapaces de hacer cumplir lo que una democracia realmente significa; aquellos que no paran de convocar a los que ellos llaman su “pueblo”, o sea, realmente, “la primera línea” de tirapiedras, incendiarios y criminales a salir a las calles a respaldarlos, amedrentando a la ciudadanía.

Si algo aprendieron los comunistas de siglo XX, hoy autollamados “socialistas de siglo XXI”, fue que para tomarse un gobierno se deben camuflar como demócratas. Son Caballos de Troya que destruyen las democracias desde adentro.

El lunes 20 de enero vimos a un líder determinado en defender sus conceptos democráticos y a su país contra izquierdistas latinoamericanos trasnochados, al estilo del aquellos formados por las doctrinas de Fidel Castro.

Fue interesante ver como invitados especiales a los empresarios más destacados del mundo que, como dice Trump, han sido grandes innovadores, creando nuevas tecnologías, industrias, crecimiento económico y millones de empleos.

Puede que no nos guste el estilo brusco de Trump, pero quizá este es el único lenguaje que entienden algunos comunistas latinoamericanos como Petro.