Por estas fechas el país político se encuentra decantando su voto presidencial, si bien el voto es una decisión individual, no menos cierto es que en el proceso de definición hay intereses colectivos que cuando se alinean con los intereses individuales inciden decisivamente en la decisión de apoyar o no a un candidato. En otras palabras, cuando un ciudadano decide su apoyo lo hace porque su agenda acoge sus intereses, sus causas, más allá de la orilla política en la que se encuentre, y eso ocurre con el animalismo a nivel global. Colombia no es la excepción y en las elecciones presidenciales el animalismo buscará que su voz sea tenida en cuenta. Hoy revisamos las propuestas de Fico.
Cualquier candidato debería estar seriamente preocupado por el voto animalista, en el país cuatro de cada diez hogares hay animales que integran la familia, significa que para un buen número de compatriotas los animales y sus intereses cuentan y no de cualquier manera. Cuentan como seres sintientes que están interesados en las acciones de gobierno que se están proponiendo, así lo entienden los tenedores, promotores y defensores de los derechos de los animales, quienes han venido llevando la causa al ámbito político logrando representatividad en el Congreso, las asambleas departamentales y los concejos municipales.
En el programa de Federico Gutiérrez los animales, solamente aparecen en el punto 8.8 para señalar que impulsará programas de protección para dos millones de animales callejeros. Los animales son una acción más a considerar dentro de las iniciativas ambientales, es decir sus intereses no tienen cabida en su agenda de manera autónoma, excluye de su agenda a los animales silvestres y los de granja.
De acuerdo con la red nacional de datos abiertos sobre biodiversidad en Colombia hay 27.772 especies de animales, de ellas 488 se encuentran en algún grado de amenaza, principalmente por la voracidad del tráfico ilegal, la pérdida acelerada de hábitat, la fragmentación de ecosistemas, la expansión de la frontera agrícola y ganadera, la deficiente gestión de las autoridades ambientales, los efectos de la aplicación descontrolada de productos químicos de uso agropecuario y los efectos del cambio climático.
Según el censo 2022 del ICA en galpones y granjas del país hay 222.130.788 aves, 451.713 búfalos, 1.805.877 ovinos, 1.600.415 equinos, 1.149.054 caprinos, 27.973.390 bovinos y 27.973.390 porcinos, que son criados única y exclusivamente para satisfacer las necesidades humanas y que requieren ser tratados de mejor manera en los procesos de cría, levante, engorde, transporte y sacrificio.
Los seguidores animalistas de la fórmula Fico y Rodrigo Lara, en un acto de coherencia, deben exigir un ajuste a sus propuestas frente a las necesarias reformas que el país animalista está requiriendo, expresión del creciente consenso ético en su favor, que exige políticas públicas que tengan en cuenta sus intereses de manera genuina, que eleven los niveles de protección jurídica y se garanticen efectivamente los estándares de bienestar y protección. Los animales no pueden ser ignorados en un eventual gobierno suyo.
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