“ICA terminó hipertrofiado por contratitis”
El Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, enfrenta otro nuevo escándalo por la captura, hasta ahora, de siete funcionarios por traficar con Guías Sanitarias de Movilización para “blanquear” contrabando de ganado desde Venezuela; un delito de extrema gravedad por su impacto sobre la salud del hato, la productividad, las exportaciones y los costosos esfuerzos para erradicar la fiebre aftosa.
¿Qué pasó en el ICA?, una entidad clave para modernizar la producción agropecuaria, transformar el campo y alcanzar la verdadera paz rural; un socio estratégico de los gremios de la producción y de Fedegán muy especialmente, con el que dimos los primeros y bien encaminados pasos en trazabilidad, avanzamos en un sistema autocontrolado de Guías Sanitarias de Movilización y alcanzamos, con el Fondo Nacional del Ganado, la certificación de país libre de fiebre aftosa, estatus perdido y hoy en proceso de recuperación tras los focos de 2017.
Aunque hemos denunciado la situación del ICA durante años, hoy tomo prestadas las palabras del ministro Valencia en reciente entrevista: “Es una entidad que recibimos completamente permeada por la política y con una altísima percepción de corrupción. Hace demasiadas cosas para su capacidad de gestión (…) entre 2006 y 2008 fue la cuarta entidad más transparente… En el más reciente reporte, (…) ocupó el lugar 68 entre 75 entidades”.
“Hace demasiadas cosas…”. Esa es la causa efectiva de su inoperancia, porque hacer demasiado demanda “contratar” demasiado, y el ICA terminó hipertrofiado por “contratitis” (¡3.048 contratos en 2015 por más de 121 mil millones!, y 975 en 2016 por más de 36 mil millones). Es sabido que el gigantismo es caldo de cultivo para la corrupción, y ahí está la razón última: una entidad eficiente y de excelencia, convertida por el gobierno de la mermelada en otra “permeada por la política y con altísima percepción de corrupción”, hasta llegar al “antipodio” de las menos transparentes.
¿Qué hacer? Vuelvo al ministro, pues considero que “la tiene clara”. “El ICA debe ser una autoridad de sanidad animal y vegetal exclusivamente”, le respondió al entrevistador; y a la pregunta por las funciones actuales, contestó sin ambages: “Las tercerizamos. Las trasladamos a entidades públicas o privadas, sin que se pierda el control…”.
En otras palabras, volver a andar el camino desandado. En 2012, con flojos argumentos, el Ministerio rescindió los convenios con Fedegán para el manejo operativo de las Guías de Movilización y de la trazabilidad a través de gremios regionales, sin menoscabo de la función del ICA como autoridad sanitaria.
Entre tanto, a pesar del clamor lechero, no existe la red de laboratorios de referencia para quitarle a la industria el papel de juez y parte. Por su costo y complejidad operativa, el ICA nunca alcanzará ese objetivo que se autoimpuso, pero sí lo puede lograr el sector privado, sujeto a exigentes protocolos y bajo la estricta vigilancia de una sólida autoridad sanitaria.
De lejos, sin embargo, la admisibilidad sanitaria para el acceso efectivo a los mercados con TLC suscritos es la principal deuda. Desde esa perspectiva, el ICA es, de hecho, el Ministerio de Comercio para la ganadería, pero antes debe explicar el súbito incremento, de 22,5 a 26 millones de cabezas en apenas año y medio, no sea que entre cifras de vacunaciones fantasmas y el desmadre en las Guías de Movilización, se esté legalizando el contrabando que hoy tiene entre los palos al instituto, con inmensos riesgos sanitarios para el país.
No hay duda. Es urgente un nuevo ICA, una autoridad sanitaria confiable y respetada dentro y fuera del país. Menos mal que el ministro Valencia la tiene clara.
@jflafaurie