El pasado sábado 22 de agosto celebramos el primer carnaval del Oso Andino, actividad promovido por la Fundación Santuario del Oso de Anteojos, liderada por su fundador y director Orlando Feliciano, experiencia que se convirtió en escenario de pedagogía ampliado para los más de 3.800 asistentes que acompañaron el evento virtual, se presentaron autoridades ambientales, expertos en el manejo de la especie in situ y ex situ, académicos, chefs y artistas para conmemorar su existencia e invitarnos a su conservación.
El trabajo de este jardinero se materializa en grandes servicios ecosistémicos, nos brindan aprovisionamiento dispersando frutales, haciendo mantenimiento a los bosques, coadyuvando en la producción de fibras, maderas y recursos medicinales, garantizando el suministro de agua dulce y con ella la posibilidad de generar energía hidroeléctrica. También nos presta invaluables servicios de regulación de caudales, manejo de aguas luvias, erosión, calidad del agua y por supuesto del clima. Su trabajo de sostenimiento es fundamental en los ciclos de los nutrientes, formación de suelo, calidad del hábitat silvestre, mantenimiento de polinizadores y de la calidad del aire.
El Oso de Anteojos no solamente es importante por esa cantidad de grandes aportes que realiza en los bosques todos los días del año, sin descanso, sin vacaciones, y durante los cerca de 30 años de vida; también es relevante en la cultura por su valor espiritual, religioso y estético, valioso referente ecoturístico con incidencia en la salud física y mental de quienes vistan sus bosques.
Aprendimos que las grandes amenazas que existen para la conservación de esta valiosa especie son la pérdida de su hábitat por la tala y las quemas indiscriminadas, la ampliación de la frontera agrícola y ganadera, la cacería y los asentamientos humanos cada vez más cerca de su hábitat, aunado a las obras de infraestructura vial que lo están fragmentando, ignorando las buenas prácticas en su construcción, desconociendo las necesidades de este y otros mamíferos.
El Oso no es nuestro enemigo, tampoco lo es de quienes conviven a su alrededor, nunca lo ha sido, es difícil encontrar a un enemigo que haga tantas cosas positivas por nosotros, lo tratamos como tal por desconocimiento. Es hora de replantearnos el papel pasivo y silencioso que hemos tenido durante tanto tiempo con este gran omnívoro, salvarlo es una de las grandes responsabilidades que tenemos como generación.
Nuestro reto es entregar una población de Osos de Anteojos creciente a nuestros hijos y nietos. Dejándoles como legado una población saludable de Osos dejamos una gran riqueza de bosque de páramo, con ello grandes fábricas de agua y podemos decir que ha valido la pena vivir en el segundo país más megadiverso del mundo. No nos demos el lujo de pertenecer a la generación que dejó desaparecer en sus manos esta gran riqueza natural, es hora de actuar. Si quieren conocer más de esta gran iniciativa los invito a visitar el portal www.santuarioosodeanteojos.org y apoyar su gran labor.
@ludogomezm, luisdomingosim@gmail.com