El miércoles pasado (6 de mayo) el Instituto de Biología de Israel, adscrito al Ministerio de Defensa, anunció que identificó un anticuerpo, vacuna pasiva, que combate el Covid-19, y que se avanzará en su patentización y comercialización. A primera vista, es una buena noticia pero los procesos que deberán cumplirse para que llegue al público se demorarán muchos meses. Es lo mismo que ocurre con la vacuna.
Por más explicaciones científicas que se den seguimos sin comprender como la investigación avanzada del siglo XXI ha sido incapaz de encontrar la salvación del hombre sobre la tierra. Porque el problema es de esas dimensiones. Se hacían lenguas los científicos e investigadores sobre las maravillas de la Inteligencia Artificial que les facilitaba correr miles de años adelante los escenarios de la exploración correspondiente y conocer su comportamiento. ¿Por qué no se puede correr un año adelante el comportamiento del cuerpo humano una vez incubada la vacuna? Las repuestas serán contundentes desde la óptica de la ciencia, y se destacará la ignorancia implícita en la pregunta.
Pero para quienes estamos padeciendo la mayor incertidumbre de nuestro tiempo, las noticias sobre las vacunas o los tratamientos se mueven entre la esperanza y la tortura. Por ejemplo, ayer anunció la OMS que organiza una nueva “misión a China para buscar el origen del coronavirus en la exposición a animales”. Y, que paradoja, China ya no tiene zonas de alto riesgo. No son creíbles las fábulas de las conspiraciones y las “verdades” seudocientíficas que hoy pululan. Sin embargo, todo indica que entre la OMS y China hay murciélagos volando.
Esa es la tortura. Y, según dicen analistas políticos la esperanza estaría en que Trump logre que los laboratorios norteamericanos obtengan la vacuna antes de noviembre para asegurar su reelección. ¡En las manos que estamos! Y de la vacuna depende la reactivación de la economía.
La declaratoria de la segunda emergencia económica trajo consigo un oportuno alivio a todas las empresas del país con el subsidio del 40% de un salario mínimo a sus nóminas si prueban que su facturación se ha reducido en un 20%. Evitar el crecimiento del desempleo es una tarea titánica en el contexto mundial de parálisis de la economía. Pero, allí puede estar la clave de la reactivación posterior, ciertamente nada cercana.
Se presentará en los próximos días la necesidad de más endeudamiento y más plata para las empresas y la gente, pues el rebrote del virus se verá en junio y julio. “Encontrar el equilibrio entre las dos curvas, la epidemiológica y la económica, parece ser un tema de arte no de ciencia”, me escribe el profesor Omar Castillo.
Lo cierto es que el Presidente Duque ha demostrado gran capacidad para dirigir esta batalla tan desigual. Todos los días legitima a su Gobierno y a la democracia colombiana tomando medidas sanitarias, sociales y económicas que responden a la magnitud de las necesidades. Y hace bien en desconsiderar los desafíos que le lanzan actores de la política menor que no han logrado estar a la altura de sus deberes con la ciudadanía. Parecen innobles picapleitos de baranda.