Vicente Torrijos | El Nuevo Siglo
Martes, 25 de Agosto de 2015

“Ha logrado captar la intención del votante”

PLANETARIO

¿Sueño americano?

 

EN  las pasadas elecciones, Donald Trump tuvo que abandonar la carrera electoral por muy bajos niveles de aceptación en los sondeos.

Ahora, en cambio, está desarrollando una estrategia de comunicación política mucho más coincidente con su personalidad. En vez de maquillar los problemas, se decidió por aquello de ser políticamente incorrecto y privilegiar la incontinencia verbal.

No en vano, su expansión empresarial, desde la adolescencia misma, se ha basado, justamente, en el radicalismo, la espontaneidad y el riesgo cuidadosamente calculado.

Dejándose guiar por esa especie de intuición basada en prepotencia, Trump ha querido confiar más en sus instintos que en los legados ideológicos y ha logrado captar la intención del votante.

Un votante que no es tan ingenuo como parece. De hecho, muchos pensaban que los norteamericanos no estaban preparados para elegir a un presidente negro. Pero no solo lo eligieron. Lo reeligieron.

Otros creen que ellos no están preparados para elegir a una mujer. Pero, en estricto sentido, Hillary Clinton es quien lidera las encuestas, con el 51 por ciento.

Podría pensarse que tampoco querrían elegir a un excéntrico, egotista y megalómano, pero lo cierto es que, si la tendencia continúa, Trump, con el 45 por ciento, podría sobrepasar a la demócrata en pocas semanas.

Para decirlo de otra forma, es posible que estas elecciones den una sorpresa: la de que llegue al poder una tercera fuerza, en caso de que Trump prescinda de su partido Republicano.

Puesto que el modelo dinástico (J. Bush) no está alcanzando el efecto esperado, y el de la novedad esperanzadora tampoco (S. Walker), no sería descartable que Trump termine refundando a su partido, tal como acaba de hacerlo Sarkozy con el gaullismo.

De hecho, en el 92, otro multimillonario, Ross Perot, estuvo muy cerca de lograr el ideal que toda democracia persigue desde lo más profundo de su intimidad histórica: socavar el bipartidismo sin caer en las garras del catastrófico populismo antisistémico.

Al fin y al cabo, Trump puede preciarse de ser el único que le ha girado dinero a todos sus rivales, de ser el prototipo del capitalismo y de encarnar ahora el interés nacional sin que le tiemble el pulso -como a otros les ha temblado- tanto en Ucrania como en Medio Oriente y el Caribe.