VICENTE TORRIJOS R. | El Nuevo Siglo
Martes, 18 de Septiembre de 2012

¿Cheque en blanco?

 

La reciente encuesta Ipsos arroja unos resultados muy útiles para entender lo que ha venido pasando y lo que podría pasar en Colombia durante los próximos dos años.

Para empezar, 50 por ciento de los consultados piensa que el presidente Santos está cumpliendo con lo que prometió como candidato en la campaña del 2010. Pero exactamente el otro 50 cree que no, que no ha cumplido con sus promesas.

Lo que no es de extrañar, pues votaron por un modelo continuista en los temas cruciales de seguridad y defensa y se encontraron con que, a veces, pesa más la autocomplacencia que la lealtad a unos esquemas estructurales.

Lo cierto es que a pesar de esta polarización, la imagen del Presidente se ha fortalecido. Pero no sólo su imagen personal, sino la aprobación de su gestión, que muestra una interesante recuperación. Recuperación que interrumpe la tendencia fatal a caer en picada bimestre tras bimestre, con lo cual se alivia, al menos por el momento, el estrés al que se hallaba sometida la Casa de Nariño.

Seguramente, esta bocanada de aire fresco tiene que ver con la euforia que, como es apenas natural, ha desatado el nuevo proceso de negociación con las Farc, un proceso apoyado por el 77 por ciento de los encuestados y que en palabras del propio Jefe de Estado ha de ponerle fin al conflicto, es decir, debería desembocar en la dejación de las armas de la guerrilla sin los indultos y las amnistías con los que solía premiarse a los terroristas años atrás.

Sin embargo, no todo es color de rosa y los colombianos han aprendido, por fuerza de las circunstancias, a ser prudentes y tomar distancia de los malabares, ilusionismos y artimañas con las que siempre se comportan los transgresores en su afán por cogobernar al país.

Dicho en otros términos, no el 77 sino apenas el 54 por ciento considera que este proceso concluirá con la desmovilización de la guerrilla, cifra que se complementa con el voluminoso 41 por ciento que en este mismo asunto se muestra pesimista, o, para ser más precisos, cauteloso y exigente, que es como se supone que debe comportarse un auténtico demócrata cuando tiene que lidiar con avezados criminales.

En resumen, puede interpretarse que la mayoría no quiere un flamante Acuerdo Final con las Farc a cualquier precio y rechaza de antemano todo tufillo de impunidad, o los subrogados penales, o la refundación del Estado, y exige reparación efectiva, es decir, no sólo contriciones simbólicas o espirituales.

Es por esa razón que los ciudadanos no le extienden un cheque en blanco al Presidente y la tendencia a no reelegirlo se mantiene con un contundente 54 por ciento que prefiere tomárselo con calma y estar dispuesto, más bien, a fiscalizar en todo momento y con potente microscopio la negociación que se avecina.