VICENTE TORRIJOS R. | El Nuevo Siglo
Martes, 4 de Diciembre de 2012

Los niños y el fallo
 

Mis queridos Santiago, Valentina, Nico, Rafael, Nicolás, Mapa, Manuela, Juan, Natalia y Mateo:
Me alegra inmensamente que ustedes, siendo los niños de la familia, se hayan reunido de una u otra forma para preguntarme por qué vamos a perder buena parte de ese Mar Caribe que tantas veces hemos navegado juntos y qué podemos hacer para impedirlo.
En principio, debo decirles que se trata de lamentables errores del pasado pues al confiar excesivamente en la sapiencia de los jueces, varios gobernantes sometieron al país a un juicio a sabiendas de que lo estaban arriesgando todo y que podrían haberlo evitado si se hubieran mantenido firmes en la defensa de los bienes que los padres fundadores con tanto esfuerzo nos encomendaron.
Después está la falta de criterio y de coraje para enfrentar a nuestros adversarios. Vivimos en un vecindario en el que no todos se comportan de la manera respetuosa y honorable con que nosotros lo hemos hecho. Pero algunos dirigentes, impulsados por la ambición política, han preferido aliarse con ellos, negociar con ellos y complacerlos aun cuando siempre han sabido que se trata de gobiernos asociados al terrorismo y amenazantes para nuestra democracia e integridad territorial.

Por último, queridos míos, hay gobernantes y pensadores que a pesar de ser conscientes de las graves equivocaciones de los jueces y de lo injustas que son sus sentencias, se dejan dominar por el derrotismo entreguista que tantos males le ha causado a la Patria a lo largo de su historia y renuncian con pasmosa frivolidad y ligereza a utilizar las herramientas que el propio sistema legal internacional ofrece para proteger nuestro legado.
Es por eso que les digo que no debemos temerle a desarrollar esta controversia en el mismísimo Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas donde ya no hay magistrados sino gobiernos aliados o contradictores con los que se puede negociar, polemizar y hasta acordar soluciones que, en todo caso, serán éticamente superiores a la de entregarles ahora y por pedazos la Patria a los depredadores.
En resumen, mis queridos, a ustedes y a todos los colombianos nos esperan momentos muy difíciles pero tremendamente desafiantes porque si los gobernantes que hoy tenemos deciden acatar el fallo de buenas a primeras, firman un acuerdo con el pendenciero régimen sandinista y le entregan nuestras aguas a la Alianza Bolivariana, sencillamente tendrán que hacer lo mismo pocos meses más tarde con los despojos que nos queden, pues, más nos demoraremos en firmar ese convenio, que Nicaragua en instaurar una nueva demanda ante la Corte pidiendo que sus límites se amplíen casi hasta llegar a la Cartagena que ustedes tanto quieren.
Reciban todos mis abrazos y bendiciones,
V. T. R.