La celebración de las pasadas fiestas de fin de año, evidenciaron que durante el 2021 se consolidó un divorcio con opciones de ruptura definitiva, entre la sociedad y la opinión científica, por lo menos en el tema covid-19.
Lugares abarrotados, sistemas de transporte con la totalidad de asientos vendidos, hoteles con ocupación total y lo más llamativo, familias enteras reunidas en torno a una celebración sin el más mínimo cuidado, demostró que las medidas restrictivas o impositivas de cualquier índole son impopulares e incluso cuestionables socialmente.
Lo más preocupante de esta situación vivida, es que este será el comportamiento constante en los próximos meses, pues estamos aplicando los sesgos cognitivos que tenemos como personas, los que nos permiten asumir posiciones aparentemente razonables, pero más desde el campo de lo que nos interesa.
Y es que por ahora ya quienes tienen como idea que el covid no va a ocasionar ningún daño a él o su familia, o lo peor, que de algo deben morir por lo que deben también disfrutar, difícilmente cambiarán ese patrón de comportamiento y, por el contrario, lo fortalecen. Por ello para este grupo de población seguirá la vida normal, pues nada sucede actualmente.
También están los que dejan todo al azar y a la falacia de jugador, al mundo de las probabilidades. Asumen que si no se ha enfermado antes, no tendrán por qué hacerlo ahora, pues muchas veces se ha corrido el riesgo y no hubo consecuencias, eso pone las probabilidades a su favor y hasta ahora todo bien.
Lo peor, es que ese laboratorio de sesgos se afianzará después de las fiestas de fin de año, pues será el mejor ejemplo de cómo no haber acatado ninguna recomendación, al final no generó consecuencia alguna en la salud de las personas y en sus familias.
Haber empezado el año con más de 12.000 casos el 1º de enero, duplicando la media que se traía en los últimos cinco meses, nos hace pensar que tenemos claro hacia dónde estamos avanzando con este relajamiento. Internacionalmente, el ministro de salud del Reino Unido, deja entrever lo que será la posición de los estados este año, Sajid Javid dijo que ese país debe aprender a vivir con el covid -19 y descartó confinamientos.
Por ello, el relajamiento social ya no es una tendencia, es un hecho, al mundo la enfermedad de Wuhan a excepción de la comunidad científica, dejó de preocuparle, la aparición de nuevas variantes con nuevos nombres y procedencias ya no angustia, lo que, si es claro, es que la sociedad decidió su conducta hacia el virus, lo que difícilmente ya podrá direccionarse desde el estado, tampoco con recomendaciones científicas, ni mucho menos con sentido común.
A partir del 2022, al colectivo en su racionalidad limitada, le resulta claro que la pandemia terminó, y salvó que algo extraordinario ocurra, no va a cambiar esa idea, por lo que el COVID al igual que muchas otras enfermedades mortales hoy sin cura, llegó para quedarse y como en los juegos de lotería, solo queda esperar que tengamos suerte.