“The Cave”, una heroica batalla al servicio de la vida | El Nuevo Siglo
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Domingo, 20 de Octubre de 2019
Agence France Presse

 

LA PERSECUCIÓN, el encarcelamiento y la tortura son las difíciles condiciones a las que se ha enfrentado Feras Fayyad, el cineasta sirio nominado al Óscar, quien ha arriesgado su vida en varias ocasiones para contar las atrocidades del régimen de Bashar al Asad.

A pesar de que se le han arrancado las uñas y ha sido electrocutado en partes íntimas de su cuerpo, Fayyad sigue documentando la guerra en Siria que lleva ocho años y que volvió a estar en el foco mundial con la invasión de Turquía la semana pasada.

Esta vez vuelve a levantar su voz contra el asedio del poder con el documental "The Cave"  en el que se narra la historia de Amani Ballour, la joven pediatra protagonista de la pieza audiovisual, que dirigía una red subterránea de túneles, pabellones provisionales y quirófanos bajo el último bastión rebelde a las puertas de Damasco.

Su equipo era el primero en responder y la última esperanza para muchos civiles, entre ellos niños, que eran afectados por las implacables olas de bombardeos de Rusia y Siria, hasta que un ataque químico en 2018 los obligó finalmente a evacuar.

A pesar de su heroísmo, Fayyad recordó cómo Amani necesitó convencerse de que el mundo estaría interesado en una película sobre su historia.

"¿Por qué crees que les interesaría si hay problemas mayores a nuestro alrededor?", recuerda Fayyad que le preguntó Amani. "Quiero intentarlo", le dijo él, "quiero confiar en que la gente responderá a esto. No creo que no quieran saber sobre lo que haces".

El resultado es un espeluznante documental de 102 minutos, filmado por un equipo local que aún vive en Guta, que muestra la vida bajo y sobre el suelo mientras las bombas llueven y las víctimas se precipitan en camillas y carretillas. La cinta, de National Geographic y Danish Documentary Films, y que se estrenó el pasado viernes en Estados Unidos, fue dirigida por Fayyad en contacto diario con el equipo desde un bastión rebelde al norte de Siria. 

Fayyad, el primer director sirio nominado al Óscar por ‘Los últimos hombres en Alepo’ (2017), les instruyó para que retrataran la vida cotidiana con un estilo claustrofóbico y cinematográfico, sin voces en off ni entrevistas directas a cámara.

Entre las lágrimas y la tragedia general, muestra también los creativos intentos de una joven enfermera para cocinar para 150 personas con pocas provisiones, y hasta una fiesta secreta de cumpleaños con guantes quirúrgicos como globos.

Las imágenes retratan también los duros momentos de los médicos luchando con los letales efectos del gas cloro después del ataque con armas químicas.

Además de su valentía, Fayyad eligió a Amani por otra razón. Era una mujer dirigiendo un hospital, algo muy raro, tal vez era la primera que lo hacía en Siria, una sociedad profundamente patriarcal. Al principio de la película, por ejemplo, se ve cómo es reprendida por el desesperado marido de una paciente, que la culpa por la falta de medicamentos.

Amani logró escapar al norte de Siria y eventualmente llegó a Europa a través de Turquía, uniéndose al numeroso grupo de refugiados que han despertado un intenso y polarizado debate en Occidente.

"Lo que está sucediendo es muy aterrador porque está extendiendo la guerra en Siria, y hay más víctimas", dijo Fayyad, prediciendo otra ola de refugiados.

"Como no estoy allí, me siento culpable. Pienso todos los días en mi familia, en mis amigos y colegas que están sufriendo. Siento que tengo que hacer algo y mostrar esas voces. Trato de traer esperanza a la gente", concluyó el director en diálogo con la AFP en Los Ángeles.