Con el inicio de un nuevo año escolar, varios padres de familia se encuentran buscando un colegio para sus hijos. Sin embargo, no siempre se trata de una decisión sencilla: para algunos es un proceso agotador en el que se suelen cometer errores que perjudican el futuro de sus hijos. Por esto, es fundamental que los padres exploren a fondo el proyecto pedagógico de cada colegio, eligiendo la institución donde el niño podrá desplegar lo mejor de sí.
“El colegio es el lugar donde los niños pasarán gran parte de su infancia y adolescencia, viviendo experiencias en las que complementarán la educación que reciben en casa. Es importante que los padres de familia se informen bastante bien antes de elegir un colegio, priorizando en todo momento que sea una institución que atienda sus intereses, que le dé valor a lo particular de su hijo, potenciando sus aptitudes e impulsando sus modos de aprender”, afirmó Rosita Caro, directora del Colegio Hacienda Los Alcaparros.
Estos modos de aprender y aptitudes que menciona la directora, deben a su vez situarse en el contexto actual del siglo XXI; por esto, más allá de evaluar las instalaciones o los criterios de evaluación, lo importante es que se trate de un colegio capaz de adaptarse a cada niño, ayudándolo a formarse como un ciudadano global, el cual entiende el mundo que lo rodea para tomar un papel productivo en la sociedad.
Por esto, a petición de los mismos padres de familia, pedagogos del Colegio Hacienda Los Alcaparros compartieron cinco características que deberían evaluar en un colegio y que le permitirán a su hijo formarse como un ciudadano global capaz de enfrentar los desafíos del siglo XXI:
1. Inculcar la importancia de la convivencia: la convivencia es una prioridad en la sociedad. Más allá del pénsum académico, es importante que el colegio inculque en el niño la importancia del respeto por el otro, aprendiendo a expresar pacíficamente sus emociones, a estar dispuesto a dar la mano y a establecer relaciones que dignifiquen a los demás.
2. Asignaturas que despierten la curiosidad, la imaginación y la creatividad: desde las matemáticas, las ciencias y la tecnología, hasta el arte, el deporte y la música, las materias que dicta un colegio no solo deberían enseñar conceptos o hechos, también deben estimular la imaginación y la creatividad, invitando a los niños a cuestionarse, a proponer cosas diferentes de lo que ya ha sido producido y a ver las cosas desde nuevas perspectivas.
3. Valorar e impulsar el potencial de cada estudiante: ya sea desde aprender a tocar un instrumento, o actuar en una obra de teatro, es importante que los niños exploren sus talentos. Los profesores deben fomentar su iniciativa, apoyar lo que les apasiona, guiar sus exploraciones y acompañar su recorrido.
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4. Entornos que promuevan modos de indagar e intervenir la realidad: el ciudadano global es consciente de las problemáticas que enfrenta el siglo XXI y a partir de allí indaga e interviene esta realidad para aportar a la construcción de un mundo mejor. Para desarrollar esta iniciativa en los estudiantes, existen diversas metodologías de aprendizaje como el Plan-Do-Review, el Aprendizaje Activo o la Pedagogía de Proyectos, a partir de ellas el niño aprende haciendo y aplica sus conocimientos en la solución de problemas de la vida real, siguiendo un plan de trabajo, revisando resultados y evaluándolos.
5. Desarrollar el pensamiento crítico: con la evolución de la tecnología, hoy en día las personas tienen acceso a demasiada información, el reto está en saber qué hacer con ella y en cómo transformarla en conocimiento. Para ello está el pensamiento crítico, el colegio debe estar dispuesto para que los niños apropien maneras de pensar críticamente frente a aquello que los rodea, expresándose y argumentando sus puntos de vista.
En definitiva, el siglo XXI plantea retos ineludibles a las nuevas generaciones y, por ende, a la educación. Los padres de familia deben ser conscientes de esto, identificando aquellos colegios que, más allá de tener buenas instalaciones, cuenten con un proyecto educativo dedicado a formar ciudadanos globales, que comprenden el mundo en general y su lugar en él.