LA ARGENTINA Mayki Gorosito, directora ejecutiva del Museo Sitio de Memoria ESMA, estuvo en Bogotá, a propósito del XII Encuentro Nacional de Patrimonio, que organizó la Dirección de Patrimonio del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes para explicar el proceso por la cual la Unesco incluyó el museo que dirige en su Lista de Patrimonio Mundial en 2023.
En una entrevista realizada por el Ministerio de Cultura y compartida a EL NUEVO SIGLO, Gorosito reflexiona sobre la relación entre patrimonio y sitios de memoria, sobre la construcción de consensos alrededor de hechos del pasado y sobre la pedagogía ante los negacionismos.
“Cuando tuvimos que empezar a entablar los diálogos con los sectores del Estado argentino vinculados a la agenda del patrimonio nacional, fueron muy evidentes ciertas resistencias a considerar al Museo Sitio como un potencial patrimonio mundial. Y en los debates internacionales también se evidenciaron ciertos posicionamientos no afines a destacar el valor de los bienes vinculados a memorias traumáticas en el escenario mundial del patrimonio”, dijo.
Memoria y Patrimonio
¿Cómo posicionar la memoria? “Con mucho argumento, mucha fundamentación y mucho trabajo en conjunto. El patrimonio y la memoria están indisociados. La memoria y, en el caso del Museo Sitio, la memoria de los crímenes de lesa humanidad y del terrorismo de Estado en Argentina entre 1976 y 1983, es parte de nuestra identidad, de un pasado horroroso que debemos recordar. Y por eso lo tenemos que transformar en un patrimonio común de toda la humanidad porque el “nunca más” al terrorismo de Estado, el “nunca más” a la apropiación de identidades de niños y niñas, el “nunca más” a los secuestros, a las desapariciones forzadas se transforma, en el caso del Museo, en una institucionalidad del Estado, en una política pública, como parte de un patrimonio cultural que debe ser conocido y apropiado por todas y todos los ciudadanos”, destacó.
Gorosito resaltó que cuando “recuperamos la democracia el 83 hubo un abrazo de la sociedad argentina a la decisión del presidente Raúl Alfonsín de llevar a juicio a las Juntas Militares. Los consensos alcanzados en el Museo son fruto de esos consensos anteriores, de la convicción respecto al abrazo a la ética del “nunca más”. El museo estaba muy vinculado a la opinión de los organismos de derechos humanos, de los y las sobrevivientes, de los familiares de víctimas. Se generaron múltiples encuentros de debate, de reflexión y para la presentación de la propuesta. Las oposiciones que quedaron fueron mínimas y así se pudo avanzar”.
Consensos
De igual forma, afirmó que también hubo otros consensos, que son los de la justicia en el desarrollo de los juicios por crímenes de lesa humanidad. Y, también, el respeto a la lucha que dieron y al rol que jugaron los organismos de derechos humanos en la recuperación de la democracia en la Argentina y en la restitución de identidades a niños y niñas apropiados por la dictadura.
“Tenemos una apuesta museográfica basada en testimonios de los y las sobrevivientes brindados ante la justicia, probados ante la justicia y condenados por la justicia. En el guion-texto que transmiten los y las guías ese es un pilar fundamental. En el Museo, desde el año pasado recibimos más preguntas de los visitantes, especialmente de los y las estudiantes, que son quienes de martes a viernes más nos visitan. Y son más preguntas que evidencian una escucha de esos pensamientos negacionistas. Pero es muy importante que recibamos esas preguntas porque nos da la oportunidad de explicar con más amplitud que lo que sucedió en el centro clandestino y lo que sucedió en toda la Argentina con más de 800 centros ilegales de detención es algo que supera cualquier diferencia político-partidaria y que debe ser condenado por toda la humanidad”, añadió.