Conozca los latinos que llegaron al Louvre de París | El Nuevo Siglo
Betsabeé Romero es una creadora mexicana que se caracteriza por tratar en sus obras temas como migración, mestizaje y movilidad. Este mes presentó una instalación en la plaza del centro cultural.
Foto AFP
Lunes, 29 de Noviembre de 2021
Redacción Cultura con AFP

Una nueva victoria para el arte latinoamericano se vive este mes. Se trata de la llegada de la mexicana Betsabeé Romero al Louvre de París con su instalación denominada “El retorno de los soles”. Un nuevo paso para el talento del continente en el camino que trazó el venezolano Elías Crespín, quien fue el primero en llegar a este prestigioso museo. Estas son sus historias.

Betsabeé Romero

La escultora inauguró el pasado 25 de noviembre su propuesta en la plaza del centro cultural francés, ubicada frente al conocido museo, mostrando un mensaje de esperanza para dejar atrás la pandemia.

La instalación “sirve para hablar de un nuevo amanecer que debería ser para todas las culturas”, explicó en entrevista con la AFP esta escultora conocida por su utilización de material de reciclaje, y su fidelidad a las culturas prehispánicas en México.

Para “El retorno de los soles” Romero recurrió, entre otros materiales, a espejos convexos, habitualmente usados para la vigilancia, y una gran rueda de camión, ornada con soles de claro origen precolombino.

“Si antes podíamos ser vigilados en cualquier punto de la ciudad, ahora somos vigilados desde nuestros propios cuerpos”, con las medidas excepcionales en torno a la vacunación y el control del covid-19, explicó Romero, nacida en Ciudad de México.

Su esperanza sería que esos espejos, habituales en comercios o lugares públicos, vuelvan a servir algún día “como la función que tenían en el arte, desde el siglo XVII, para reflejar la imagen de los seres humanos, no para vigilar”.

Romero fue contactada por las autoridades parisinas tras destacar con instalaciones en Tourcoing (“La ruta de las plumas de oro”) y en Lille (“Soles de oro”), ambas en 2019.

Los bordados, los motivos, los colores mexicanos son versionados y le sirven para arrojar una mirada crítica sobre su entorno, sobre la migración a Estados Unidos o la violencia.

Su obra ha podido ser también contemplada, entre otras ciudades, en Buenos Aires, Dallas o Madrid. 

Según su página web oficial, desde hace más de 20 años, su trabajo se ha especializado en la elaboración de un discurso crítico acerca de temas como migración, mestizaje y movilidad, a través de la resemantización de símbolos y ritos cotidianos de la cultura del consumo global, como automóviles, tatuajes, señalética urbana, etc.

De la misma manera, se ha interesado en abordar la problemática del arte público y el arte popular, su permanencia y relación con el tejido social y con públicos alternativos al arte contemporáneo.

Ha realizado más de 100 exposiciones individuales en los cinco continentes, entre las que destacan las del British Museum, Grand Palais, York Avenue en Washington, la Vieille Bourse en Lille, la Gran Ofrenda del Zócalo de la Ciudad de México, Nevada Museum of Art, Neuberger Museum, Nelson & Atkins Museum of art, Museo Anahuacalli, Museo Dolores Olmedo, Antiguo Colegio de San Ildefonso, Museo Amparo en Puebla, Marco y Museo de Monterrey, Canberra University Museum, Museo Carrillo Gil, la Recoleta en Buenos Aires, entre otras más.}



Elías Crespín

Una obra cinética del artista venezolano Elías Crespín, elaborada con 128 tubos en aluminio suspendidos con hilos se instaló en el Louvre, en ocasión de los 30 años de la pirámide de vidrio, en el 2019.

Esta instalación de unos 10 metros llamada “L'Onde du Midi”, en español “La onda del mediodía”, tuvo lugar en el ala Sully del museo, a partir del 25 de enero de ese año.

La escultura móvil “L'Onde du Midi”, en que se fundían la intuición creadora y el rigor científico, estuvo inmersa en un movimiento coreográfico permanente al ritmo de secuencias de unos 30 minutos determinadas por algoritmos, y sus formas se dilataron y se aplanaron, explicó el museo. 

La directora de mediación y de programación cultural del Louvre, Dominique de Font Réaulx, festejó por su parte la llegada de una “primera obra cinética en el espacio más formal del museo, concebido por los arquitectos de Napoleón en el más puro estilo neoclásico”.

En medio de una familia de matemáticos y artistas, nació en Venezuela en 1965, Elías Crespín, ingeniero en informática, quien participó en 2018 en la exposición “Artistas y robots” en París, donde reside.

“Las esculturas móviles de Elías Crespín se componen de mallas metálicas modeladas a mano o de elementos individuales suspendidos por hilos invisibles, que forman en su conjunto figuras geométricas. Mediante motores dirigidos por una programación informática, las esculturas dibujan lentamente en el espacio una danza, transformándose de forma casi imperceptible, pasando de una forma a la otra siguiendo una coreografía diseñada por el artista. A esta investigación que concierne el tiempo, la forma y el movimiento, Elías Crespín asocia a menudo el estudio del color a través de la experimentación con diferentes materiales y texturas, de la luz y de la sombra”, se lee en el portal web del artista.

La formación de Crespín inició en el área de informática en Caracas. Su proceso artístico comenzó en el 2002 con su primera obra, que dio apertura a una selección de piezas que combinan el arte y la informática.

Además del Louvre, las obras de Elías han estado en las salas de grandes escenarios del arte, entre ellos la XIII Bienal de Cuenca 2016, la Bienal de Busan Corea en 2014, en el Museum of Fine Arts Houston, el Grand Palais de París, el Espace Culturel Louis Vuitton de París y en la Fondation Boghossian y la Verrière Hermès de Bruselas. Y sus esculturas permanecen en las colecciones de la Maison de l’Amérique Latine de París, The Museum of Fine Arts de Houston, El Museo del Barrio de Nueva York, el Museo de Arte Latino Americano de Buenos Aires y el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires.