Dirija sus emociones desde el paladar | El Nuevo Siglo
Sábado, 27 de Diciembre de 2014

La memoria, los sentidos y otras cuestiones juegan un importante papel en la alimentación. La comida no es sólo una necesidad orgánica, sino también psicológico, pues existen muchos ingredientes de la dieta  que generan emociones especiales como, nostalgia, somnolencia y hasta virilidad. Por eso cuando se siente un gran deseo por ingerir un alimento y no existe el  hambre es porque órganos como el cerebro o corazón los ordenan.

Conozca los alimentos que influencian su estado emocional y las razones que lo llevan a sentirse así.

Nueces

Al igual que las almendras, las nueces contienen un aminoácido llamado arginina, que es un elemento clave en la erección masculina, ya que actúa como vasodilatador. Este fruto se utiliza como medicamento natural desde hace siglos para incrementar el deseo. Según los expertos, se recomienda comer un cuarto de taza al día para lograr efectos regulares y normales en el sistema reproductor. Así mismo, las nueces tienen selenio, un producto químico que colabora con las células de los espermatozoides, para mantenerlas más saludables y resistentes.

Apio

Otro ingrediente recomendable para el amor es el apio. Esta verdura, que se come cruda, contiene androstenona y androstenol, dos feromonas que atraen a las mujeres. Caracterizado como un alimento afrodisíaco por múltiples voces, se sabe que funciona a través de la transpiración: allí se concentra de alguna manera la virilidad, que puede ser percibida por el sexo femenino, aunque no tiene ningún olor. Otra forma de comer este alimento es en un caldo, ya que se puede extraer mejor sus propiedades.

Pan

Podría decirse que se trata de harina, levadura, sal, agua y un toque de leche. Sin embargo, el pan está hecho de mucho más. Psicológicamente, este alimento se relaciona directamente con lo maternal, con la mesa familiar. Así, una ingesta de esta comida desproporcionada o exagerada puede estar indicando la búsqueda de una seguridad que desapareció y que dejó un vacío en el corazón.

Bombon o paleta

Pocos alimentos deben estar tan identificados con algún momento de la vida como este, pues es muy improbable que exista un chico que no haya comido algún bombon o paleta durante su infancia. El chupetín nos remonta inmediatamente a los momentos de la niñez. Paletas grandes o pequeñas, coloridas, de sabores frutales, llenaron espacios de recreos escolares, de fiestas de cumpleaños, o de sorpresas maternales guardadas dentro del bolso. No es simplemente una golosina. De una manera más poética, podría decirse que es la infancia hecha azúcar, que en algunas ocasiones puede ponernos alegres, tristes o con deseos y añoranzas.

Chocolate

Desde tiempos inmemorables, con los aztecas como registro conocido, el chocolate ocupó un lugar importante dentro de la dieta básica. No se trata sólo de un dulce, pues sus efectos son mucho más que acumulación calórica: estimula las endorfinas y así, ayuda al amor, el buen humor, el placer y la excitación. Blanco, amargo, semiamargo o en cualquiera de sus versiones, se encuentra su efecto afrodisíaco, una cualidad irresistible para los amantes.

Guiso

No hay nadie quien se resista a un buen guiso. Con sus interminables variantes, es un clásico para aquellos comensales que buscan el calor familiar mediante el consumo de un buen plato. Zanahoria, tomate, cebolla, pimentón y comino son algunos de los ingredientes que no pueden faltar a esta casera mezcla. La cocción en sus jugos, los condimentos y el contenido calórico hacen que suba la temperatura corporal y que la memoria se active familiarizando los sabores con los elementos caseros.

Leche

Madres y abuelas la recomiendan desde hace siglos. Una taza de leche antes de ir a dormir, casi como si fuera un milagro es generador de sueño. Esta bebida, al consumirla tibia, ayuda a quienes padecen de insomnio y todo gracias a que contiene triptófanos y aminoácidos, sustancias que relajan el cuerpo. Sin embargo, un estudio elaborado en 2003 por investigadores del Instituto de Tecnología de Massachussets sugirió que este elemento no colabora en absoluto con el descanso, sino que se trata de una cuestión psicológica.

Las creencias y propiedades que posee cada alimento pueden generar reacciones psicológicas que se manifiestan en las emociones y comportamientos inusuales.