LA ALTA presión internacional ni la multitudinaria resistencia cívico-democrática que volvió a verse en las calles el fin de semana interesan a Nicolás Maduro que, aferrado en el poder, multiplica su altanera diatriba contra sus adversarios –incluidos mandatarios regionales-, ordena investigar a las cabezas visibles de la oposición y ratifica que la ‘santa palabra’ sobre su reelección la tiene el Tribunal Superior de Justicia, cooptado por el régimen, al igual que el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Horas antes de que venciera el plazo que este Tribunal dio al CNE para que le entregara las actas electorales de la presidencial del pasado 28 de julio, la fiscalía de Venezuela abrió una investigación penal contra María Corina Machado y Edmundo González Urrutia -presidente electo según la oposición y reconocido ya por varios países, entre ellos Estados Unidos- por presuntamente cometer cinco delitos: usurpación de funciones, difusión de información falsa para causar zozobra, instigación a la desobediencia de las leyes, investigación a la insurrección y asociación para delinquir y conspirar.
El ente acusador venezolano, cuyo titular lleva una semana atacando verbalmente a los dirigentes opositores y amenazándolos -al igual que Maduro- con apresarlos, basó dicha investigación luego que éstos expidieran una carta pública en donde instaron a militares y policías colocarse “del lado del pueblo”, tras evidenciar con las copias de las actas electorales del CNE que hubo fraude electoral.
En la misiva que firma González Urrutia como presidente electo, señalan que "Maduro se niega a reconocer que fue derrotado por el país entero y, ante la legítima protesta, ha lanzado una brutal ofensiva contra dirigentes democráticos, testigos, miembros de mesa y hasta en contra del ciudadano común, con el propósito absurdo de querer ocultar la verdad y, al mismo tiempo arrinconar a los vencedores. Hacemos un llamado a la conciencia de militares y policías”,
A renglón seguido señalan que "con esta masiva violación de Derechos Humanos, el alto mando se alinea con Maduro y sus viles intereses", aunque enfatizan que son "conscientes de que en todos los componentes de la Fuerza Armada Nacional está presente la decisión de no reprimir a los ciudadanos que en forma pacífica reclaman sus derechos y su victoria. Los venezolanos no somos enemigos de la FAN. Con esa disposición, los llamamos a impedir las acciones de grupos organizados por la cúpula madurista, una combinación de escuadrones militares y policiales y grupos armados al margen del Estado que golpean, torturan y también asesinan al amparo del poder maligno que representan".
Y concluyen con este llamado: "Ustedes pueden y deben parar esas acciones de inmediato. Les urgimos a impedir el desenfreno del régimen contra el pueblo y a respetar, y a hacer respetar, los resultados de las elecciones del 28 de julio. Maduro ha dado un golpe de Estado que contraría todo el orden constitucional y los quiere hacer sus cómplices. Ustedes saben que tenemos las pruebas irrefutables de la victoria".
Según la Fiscalía estos líderes opositores han cometido delitos porque “al margen de la Constitución y la ley, falsamente anuncian un ganador de las elecciones distinto al proclamado por el CNE, único órgano calificado para hacerlo".
Agrega este organismo, también controlado por el régimen, que en la misiva de Machado y González "se hace una abierta incitación a funcionarios policiales y militares a la desobediencia de las leyes".
Casi que simultáneamente de que se anunciara esta investigación, el presidente del CNE, Elvis Amoroso, fue a la Sala Electoral del TSJ para entregar “todo lo solicitado”: actas de escrutinio de las mesas electorales, el acta de totalización definitiva y copia de la proclamación de Maduro.
La presidenta del TSJ, Caryslia Rodríguez, anunció que comenzará "el proceso de peritaje" del material consignado por un lapso de hasta 15 días que puede ser "prorrogable". Y citó a los candidatos y representantes de partidos para consignar y "responder las preguntas" con relación a la causa. González Urrutia deberá acudir el miércoles y Maduro el viernes.
Como se sabe, Maduro acudió al TSJ, también de línea oficialista, para pedirle "certificar" la elección a través de un proceso que académicos y dirigentes políticos consideran improcedente y sin transparencia.
A diferencia del CNE que no ha publicado las actas en su página web, sin servicio desde el mismo 28 de julio, la campaña opositora lo hizo desde el pasado martes, con las copias que se les entregó en los centros de votación y con el 87% escrutado, González Urrutia le sacó una ventaja a Maduro de más del doble de los sufragios.
En paralelo, Maduro volvió a aparecer para agitar a los seguidores que se citaron fuera del palacio de Miraflores. "O estás con la violencia o con la paz, o estás con los fascistas o con la patria, o estás con el imperialismo o con Venezuela", lanzó el gobernante, al tiempo que llamó a boicotear la aplicación de mensajería WhatsApp, considerando que "la están utilizando para amenazar a Venezuela y entonces yo voy a eliminar mi WhatsApp de mi teléfono para siempre".
El mandatario había denunciado la víspera que las redes sociales están siendo utilizadas para promover "división" y "odio" entre los venezolanos y señaló directamente a Instagram y TikTok.
¿Transición?
Como están las cosas, con el régimen en una inexplicable ofensiva contra los líderes opositores, represión a manifestantes y segura manipulación de las actas electorales de la presidencial no es probable que Maduro y su séquito estén dispuestos a un diálogo político y, mucho menos a admitir la derrota.
Tal cual ocurrió en las tres ocasiones anteriores en la última década, la comunidad internacional se ha movilizado no solo rechazando el fraude sino instando a negociaciones de las partes para que llegar a una transición pacífica.
Pero todo parece indicar que eso es pensar con el deseo. Ni la posible influencia de uno de los líderes de izquierda en la región, el brasileño Luis Inácio Lula da Silva, ni el posible restablecimiento de sanciones económicas por parte de Estados Unidos han logrado siquiera la más mínima expresión de tolerancia y posible entendimiento del régimen Maduro.
Este lunes, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, expresó su apoyo a "la aspiración del pueblo venezolano a una elección transparente" después de una conversación telefónica con su par brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quien lidera una ofensiva diplomática que ayude a solucionar la grave crisis en Venezuela.
Lula llamó "a las partes al diálogo ya promover el entendimiento entre gobierno y oposición" durante un encuentro con el mandatario chileno, Gabriel Boric, en Santiago, quien calificó la investigación contra Machado y González como "persecución penal".
Estados Unidos instó por su parte "a iniciar conversaciones sobre una transición pacífica de regreso a las normas democráticas" y volvió a reconocer la victoria opositora en las cuestionadas elecciones del 28 de julio, al igual que lo han hecho Perú, Argentina, Uruguay, Ecuador, Costa Rica y Panamá.
“Seguimos instando a las partes venezolanas a que inicien conversaciones sobre una transición pacífica de regreso a las normas democráticas", sostuvo Matthew Miller, portavoz del Departamento de Estado, palabras que el gobierno de Venezuela denunció como una "evidencia" de que la Casa Blanca "está al frente" de un intento de golpe de Estado.
"Seguimos pidiendo transparencia y la publicación de los recuentos de votos detallados, aunque admitimos que ha pasado más de una semana desde las elecciones y una publicación de esos votos requeriría un escrutinio minucioso, dado el potencial de manipulación o manipulación en ese marco de tiempo", añadió Miller, enfatizando que “si mira los recuentos que la oposición hizo públicos, está claro que incluso si todos los votos pendientes eran un favor de Maduro, no sería suficiente para superar la ventaja que tenía Edmundo González".
En respuesta, la Cancillería venezolana añadió en un comunicado que "es inaudito" que Estados Unidos "pretenda imponer en Venezuela a un nuevo gobierno títere, a imagen y semejanza de su fracasada estrategia de 2019", refiriéndose al apoyo que Washington dio al opositor Juan. Guaidó.