Luego de varias décadas de abandono, manos expertas le dan una nueva vida al órgano más grande del mundo. Finalmente la tonada de la famosa Tocata de Bach se elevará en un sonido monumental y vibrante en todos los rincones del auditorio del Boardwalk Hall, en Atlantic City, costa este de Estados Unidos.
Cerca del escenario, el antiguo mueble de madera con lámparas en la parte superior se ve diminuto en el enorme recinto. En el interior, la consola cuenta con siete teclados –lo cual ya es un récord– e hileras de teclas y pedales que controlan el soplador y los tubos del instrumento, del que solo dos tercios están en condiciones de uso.
"Es una experiencia difícil de describir", explica Dylan David Shaw. Todos los sonidos imaginables de la orquesta están al alcance de la mano: instrumentos de cuerda y viento, trompetas, flautas y todo lo que se pueda imaginar, como percusión, carrillones; incluso, hay hasta un piano de cola completo en una de las cámaras laterales", refiere el organista de 23 años. "Una experiencia realmente mágica", describe el muchacho.
La historia del instrumento va muy ligada al famoso Boardwalk Hall, ambos son íconos de la música en Estados Unidos, mencionando además que el imponente edificio ubicado frente al océano Atlántico ha sido escenario de los concursos de Miss América, de la Convención Demócrata de 1964, o de los combates de boxeo de Mike Tyson.
Construido por la empresa Midmer-Losh Organ Company a fines de los años 1920, durante la edad de oro del balneario Atlantic City, "había que llenar este enorme espacio con música", explica el curador de órganos Nathan Bryson.
"Fabricaron este enorme instrumento, un precursor del sonido 'surround' capaz de envolver al oyente”, asegura Bryson.
¡33.000 tubos!
Ocultos tras barrotes o muros en torno a las gradas, en unos 360 grados, se encuentran sus 33.112 tubos y 449 juegos, en cámaras de madera a las que se accede por unas gradas estrechas y luego por escaleras.
Un ingeniero eléctrico jubilado, Dean Norbeck, llegó al balneario a echar una mano a los restauradores: además de tuberías, teclados y sopladores, dicho instrumento está revestido con circuitos eléctricos que lo operan.
Sentado frente a una mesa larga, Norbeck monta pacientemente en un tablero los pequeños imanes que se utilizan para conducir el aire en las tuberías para producir el sonido. Si bien algunas reparaciones son fáciles de identificar, “a veces puede ser difícil entender por qué los tubos no suenan (…) y dónde está el punto de falla“, explica Nathan Bryson.
Para hacerse una idea del tamaño, el órgano es mucho más grande y potente que los de Saint-Eustache y Notre-Dame de Paris, que no llegan a los 8.000 tubos.
"Los tubos envuelven literalmente al público para llevar la música a 40.000 personas del Boardwalk Hall en aquel entonces”, dice el curador, que compara la potencia de uno de los sonidos con la de un helicóptero pasando por encima. “Un sonido que se siente más de lo que se oye”, afirma.
Cuando el organista toca The star-spangled banner, el oyente casi siente que su cuerpo vibra con las notas del himno estadounidense.
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Silenciado
Pero el instrumento sufrió un huracán en 1944 y además el desgaste del tiempo y décadas de virtual abandono, que lo inutilizaron durante un tiempo.
Y aunque el órgano de Atlantic City tiene el récord de la mayor cantidad de tubos, a solo una hora en auto, en un centro comercial en Filadelfia, se encuentra el Wanamaker, considerado el órgano más grande del mundo en funcionamiento. Su sonido equivale a nada más y nada menos que tres orquestas sinfónicas sonando al mismo tiempo.
El órgano de Atlantic City es único en el mundo. Tiene un rango abierto de 64 pies y una consola con 7 manuales (teclados). A sus 7 teclados hay que añadirles 1.235 tabuladores, 35 percusiones melódicas y 46 no melódicas, 18 trémolos, 120 pedales de selección y seis pedales para interpretación. Todos estos detalles lo han llevado a aparecer varias veces en el Guinness World Records: El órgano de tubos más grande jamás construido, El instrumento musical más grande jamás construido y El instrumento musical más ruidoso jamás construido.
Reparaciones
Lamentablemente, en el año 2001 sufrió serios daños por culpa de unas reformas del Boardwalk Hall y la falta de supervisión y cuidado durante las mismas. Se sacaron parte de los tubos, otros se doblaron y golpearon, se cortaron cables y relés, entró polvo de cemento en los contactos de conmutación y en los tubos, hubo graves daños por agua en muchas de sus partes y se deshabilitó por completo la cámara de la etapa derecha (antes operativa en un 98 %).
No obstante, desde 2004 un comité de restauración, integrado por apasionados y financiado con donaciones, quiere devolver al órgano de Atlantic City la potencia sonora que tuvo en su mejor época.
En el año 2013 comenzaron las labores de restauración, pudiendo ser tocado poco después, aunque su estado nunca ha llegado a estar ni siquiera cercano al 90 %. Tanto es así, que a día de hoy aún se continúa con labores de restauración, en gran medida gracias a importantes y generosas donaciones.