Ensayos para Mundo Perfecto: ver e interpretar | El Nuevo Siglo
Lunes, 30 de Enero de 2012

“Esta obra es de lo cotidiano, lo que uno siempre hace… repetir y repetir… dar vuelvas y vueltas…” y “bueno, el arte cada uno lo interpreta”…

Esa fue la explicación que un guía de la Palacio de la Inquisición dio a dos turistas que recorrían el Salón de Arte BBVA Nuevos talentos del Banco de la República, que actualmente se exhibe en Cartagena y que pronto será llevada a Pereira.

La obra fue titulada por sus autores, La Virgen del Milagro Producción, como Acción de Repetición, que en cierta medida expresa el sentido que se le quiso dar a esta muestra y que es ese hacer y volver a hacer para llegar al mundo perfecto.

“El personaje es de tierra fría. Ellos –los artistas- todo su trabajo lo hacen con personajes de un pasado difícil y la acción muestra a un hombre que va en sentido contrario al que toda la gente que aparece en el video, que demuestra la crisis que hay en el mundo externo y en su interior”, explica el curador de la muestra, Carlos Betancourt.

Pero como dijo el anónimo guía, el arte cada uno lo interpreta como quiere, así no sea la esencia de lo que el artista quiso expresar en su obra o responda a los parámetros de las exigencias de la convocatoria para ser seleccionados para formar parte de esta muestra itinerante.

Cada uno de los más de 40 artistas que tienen obras expuestas en Ensayos para un Mundo Mejor en el Salón de Arte BBV-Banco de la República, quiso plasmar a su manera, la forma de, al fracaso seguir otro intento por hacerlo mejor, hasta llegar a lo que quería mostrar, o, por lo menos, aproximarse.

“Las obras de este grupo de artistas enuncian el drama del individuo en la sociedad, bien sea a través de un personaje que infructuosamente intenta mover monumentos en la noche, de un artista que compone una plana diaria en un cuaderno de contabilidad como lo haría en su trabajo cualquier funcionario público, del movimiento rítmico de la luz en un paisaje distópico de escáneres de funcionamiento o de un objeto ‘maquínico’ que en el automatismo de su función  mecánica realiza torpemente una acción humana, sin alcanzar el éxito en su tarea”, explica Betancourt.

Añade que “en acciones como el juego o el baile, el fracaso está orientado por la insistencia, es decir por la fuerza de un propósito que recae sobre sí mismo; en su performatividad en un especio específico, estas acciones se convierten en activadores de eventos dislocados por lo reinstalación de las lógicas del espacio cultural donde se llevan a cabo: una cancha de squash como superficie de un dibujo-acción o biblioteca, en un centro comercial o un puente peatonal como escenario de un baile discotequero”.Llama la atención los materiales usados por los artistas para realizar sus obras. Un muro, una caja de cartón, unos cuchillos decomisados durante una requisa, la parte de un piso de madera junto a una madeja de pita; un video, una charla entre dos artistas, unos zapatos hechos en hielo que se van derritiendo y dando vida a una serie de fotografías, hasta la vivienda social representada en una casa que luego se derrumba y cuyos restos quedan tirados en el piso, sin dejar pasar de lado la crítica al consumismo.

Así mismo, una masacre, la del Payón de Orosco, da vida un video en el que un hombre desaparece en el mar, o las figuras que reseñan la violencia contra los niños, o la simple caída de un ciclista que “duerme en sus laureles”.

Fotos, esculturas, pinturas, videos, más de 73 obras de unos 40 artistas para ver, disfrutar o, como diría el anónimo guía de la Casa de la Inquisición, para interpretar a su manera, eso sí, todas con un contenido y un mensaje claro, cómo se echa a perder para ir mejorando en busca de ese mundo mejor.