Un murmullo se escucha a lo largo de los más de 1.200 kilómetros en que el océano Pacífico bordea a Colombia, desde el norte en límites con Panamá, hasta el sur en la desembocadura del río Mataje, que marca la frontera con Ecuador.
Son los sonidos de tambores, flautas, violines y marimbas que integran el universo musical de esta región, conformada por los departamentos de Chocó, Valle, Cauca y Nariño, en donde habitan más de 1.5 millones de personas, de las cuales el 80% es población negra, 12% indígena y el 8% población mestiza.
Diversidad musical
Esta diversidad cultural ha hecho del Pacífico colombiano cuna de grandes músicos y bailarines que se han formado desde sus saberes y ancestralidades hasta llegar a grandes escuelas y academias, en la mayoría de casos por empeño individual y vocación personal ante la evidente falta de oportunidades de acceso a formación académica.
Por eso Manos Visibles, con el apoyo de la Universidad Icesi y de otras entidades, ha puesto en marcha Pacífico Master Beat, una estrategia musical que permite contribuir a la construcción de equidad cultural en el Pacífico colombiano.
“El Pacífico siempre ha sido una cuna de talentos, pero siempre han tenido que salir de sus territorios para hacer producciones. Con este fondo queremos que la producción audiovisual se realice desde el territorio, para el territorio y con el territorio; para ello promovemos nuevos referentes literarios, sonoros y audiovisuales que contribuyan al empoderamiento de las comunidades étnicas en el Pacífico”, dice Daniela Maturana, directora ejecutiva de Manos Visibles, quien además de este programa desarrolla otras iniciativas en favor de los jóvenes de esta zona de Colombia.
Sueño posible
Es así entonces como Briyith González, Gabriela Echavarría, Natalia Rodríguez Quesada, Cristian Ocoró, Alessandro Echavarría, Luis Tovar, Daniel Segura, Juan Landázury, Camilo Cortés y Jhon Castillo, que han llegado de Quibdó, Roberto Payán, Tumaco, Puerto Tejada y Cali, son el grupo de jóvenes talentos que integran esta escuela de formación de alto nivel que se desarrolla en la Universidad Icesi de Cali.
Por eso para Briyith González, de Puerto Tejada, Cauca, su voz es su principal instrumento: “Desde pequeña mi tía me llevó a una iglesia en donde la parte musical es muy activa, entonces yo siempre estaba en el coro y en los grupos que prestaban los servicios de canto, ahí fue cuando entendí que debía estudiar y formarme en la música", dice Briyith en un video que acaba de publicar el grupo. Y añade: “Siempre busqué ingresar a una universidad, intenté en la del Valle, en la Nacional y me enteré del programa de Icesi, me presenté y me gané la beca”, remata esta mujer, que con su voz llegará lejos en el mundo de la música.
Integración académica
Y es que todo este talento que llega a la universidad impulsado por sus saberes y acervos culturales impacta de alguna manera la academia, Carlos Bonilla, docente y director del Centro de Producción Creativa de Icesi, dice al respecto:
“En la región del Pacífico, donde no hay una sofisticación de las industrias culturales y hay muchísimo talento que nace de jóvenes con Increíbles competencias artísticas, pero además, con un acervo cultural muy rico heredado de sus ancestros se convierte en un componente muy importante para la Universidad y en este caso, este grupo que desarrolla su formación profesional de largo aliento podrá adquirir herramientas no solo de experticias y disciplina musical, sino de la formación integral que siempre ha caracterizado a Icesi”, dice el profesor Bonilla, quien ha acompañado los diferentes procesos de este grupo.
“Hola, mi nombre es Gabriela Echavarría, soy de Quibdó y toco la flauta traversa. Mi interés por esta flauta empezó como a los 9 años, cuando vi una Banda Sinfónica y fue el instrumento que más me llamó la atención y lo busqué y me encantó mucho su sonido y decidí tocarlo, y la verdad, ha sido el instrumento que me ha hecho enamorar de la música”, dice esta joven, quien aspira a ser de ayuda algún día para niñas, niños y personas que busquen llegar a la música.
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Al igual que Gabriela, Natalia Rodríguez Quesada también es de Quibdó. Ella toca el violonchelo, un instrumento de grandes dimensiones que impone gravedad y mucha seriedad en su ejecución. “Mi acercamiento al instrumento fue mayor, me interesaba más que la música en sí; mi mamá desde que yo estaba pequeña me enseñaba cosas y me llevaba a Batuta, siempre buscando mi interés en la música y ahora que he avanzado en ese camino, espero poder llevar los temas de producción musical a las mujeres de mi región, de mi ciudad, ya que no tenemos esos espacios en la música", dice Natalia en este video, que se puede ver en Youtube.
La meta al final del camino
Brayan Pineda y Roland Salazar son dos jóvenes músicos que hacen parte del Fondo Juventud y Construcción de Paz, que además de Manos Visibles y de la Universidad Icesi cuenta con el apoyo de BBVA en Colombia. Este fondo, integrado por diez jóvenes –los otros ocho cursan carreras en diferentes áreas–, inició su proceso académico un mes antes de la declaratoria de la pandemia y todo su trabajo a lo largo de ese primer semestre es digno de admiración.
Ellos con el apoyo de las entidades que conforman la iniciativa lograron superar las barreras tecnológicas, económicas y de formación a las que se enfrentaron a su llegada a esta universidad, considerada una de las mejores del país.
Ahora, mientras descansan para iniciar el octavo semestre de la carrera, ven la meta más cerca. “Nos tocó muy duro, el inicio fue muy complicado, pero ya vemos más cerca la meta. No obstante, no podemos relajarnos y debemos seguir trabajando en nuestra carrera y futuro”, dice Brayan, multiinstrumentista, saxofonista y músico tradicional del Pacifico sur colombiano y productor musical, a quien se une Roland, de Tumaco, Nariño, quien es vocalista, percusionista y bailarín.