Musas a quienes transfiguró, como Grace Jones, recuerdos de infancia, imágenes animadas, desfiles multiétnicos: el universo de Jean Paul Goude es recreado en el museo de Artes Decorativas de París.
En su búsqueda de la belleza, el fotógrafo, cineasta, ilustrador, artista gráfico y coreógrafo ha utilizado todos los medios y todas las artes, en una trayectoria de más de 40 años que ha influido en creadores del mundo entero y ha encarnado una época.
Goude, de 71 años, no oculta su satisfacción por esta retrospectiva que lo consagra por fin como artista y no sólo como "un genial manipulador de imágenes", como ha sido también llamado.
"Goudemalion, su vida, su obra", que abre sus puertas el viernes, recrea todas las etapas de su creación, desde sus dibujos de niño hasta sus filmes para lujosas casas de moda, pasando por sus famosas imágenes de "cuatro grupos étnicos: blancos, negros, hispanos y gays" en el Nueva York en los años '70.
A través de objetos, fotos, montajes, dibujos, filmes, esbozos, la muestra revela a Goude como un Pigmalión, el rey de Chipre que esculpió una estatua a la que dio vida Afrodita, y que luego se casó con ella.
En Pigmalión moderno, Goude -quien ha tenido varias musas, con las que se casó y a quienes transformó en mito, entre ellas la cantante Grace Jones-, ha intentado transformar la realidad, corrigiéndola para volverla más hermosa, más colorida. Llama esa práctica la "French correction".
"Toda mi vida he tratado de entender por qué hago lo que hago", confesó Goude en una entrevista en el museo parisino, cuyos ventanales se abren a los jardines de las Tuilerías.
"Y por fin he entendido un poco quién soy: un hombrecito, un poco frívolo, muy vanidoso, pero un artista".
"Antes, por falsa modestia, decía que era un artesano, esperando que todo el mundo me dijera: 'no no, tú eres un artista'. Pero hoy por fin, lo proclamo en voz alta", declaró el creador en vísperas de la inauguración de la muestra, que ha sido diseñada y puesta en escena por él mismo.
Mientras conversa, se deslizan en el pabellón del museo las bailarinas que maravillaron al mundo en el deslumbrante desfile del Bicentenario de la Revolución Francesa, en 1989, que Goude creó a pedido del presidente François Mitterand, y que fue un tributo a todos los países que han protagonizado grandes revoluciones.
En la entrevista, Goude pasó revista a su infancia en Saint Mandé, al este de París, donde su madre -una bailarina estadounidense de origen irlandés que le contagió su amor por las comedias musicales y una fascinación por las culturas étnicas- se radicó por amor a su padre, que fue quien le inculcó el gusto por la elegancia.
Conversó también sobre lo que representa en su carrera esta retrospectiva, que es una ocasión de "demostrar que el trabajo que hago no es sólo publicitario, sino que refleja una auténtica trayectoria de búsqueda".
"Mi trabajo ha sido alimentado por la publicidad, porque es la que tiene los medios para poder hacer cosas", dijo Goude, que ha fabricado imágenes que han entrado en el imaginario colectivo.
El creador, que se ufana de haber sido "el primero en haber mezclado la moda, el espectáculo, y la publicidad", explica que el hilo nductor de la exhibición es su "amor al diseño, al equilibrio de las formas, de los trazos".
AFP