"Inmortals", el ultraestilizado film épico de los productores de "300", empapa de estilo barroco una Antigüedad griega muy lejos de la tradición histórica.
Los productores Mark Canton y Gianni Nunnari, entusiasmados por el enorme éxito de su adaptación del cómic de Frank Miller "300" en 2006, que recaudó más de 450 millones de dólares en todo el mundo, vuelven a ambientar su película en la Antigüedad griega, esta vez bajo la dirección del director indio Tarsem Singh.
El estreno de la cinta, que costó unos 75 millones de dólares, está previsto para el viernes en América del Norte, el 23 de noviembre en España y en diciembre en Brasil.
El film narra las aventuras de Teseo (encarnado por Henry Cavill, el nuevo "Superman", actualmente en rodaje), un joven tallador de piedras que se levanta en armas contra el cruel rey Hiperión (interpretado por Mickey Rourke) para vengar la muerte de su madre, bajo la mirada de los dioses griegos del Olimpo, que cambiaron sus barbas por rasgos más juveniles y tienen los rostros de Luke Evans y Kellan Lutz.
"Lo que más me interesaba de la película era ver cómo los dioses interfieren en el mundo humano", dijo Tarsem Singh a la AFP.
Que fueran griegos, romanos o de otros lugares no importaba mucho para este cineasta, formado en la publicidad y director del thriller de 2000 "The Cell" con Jennifer López. "Si fuera por mí, incluso cambiaría los nombres porque no me interesa que tengan nombres griegos", agregó.
Su objetivo era más bien dar coherencia a esta mezcla de "fantasía" y Antigüedad, donde las referencias son más pictóricas que históricas.
"Siempre he sido acusado de preferir la forma al contenido", admitió el director, quien dijo haberse inspirado en las pinturas de Caravaggio para establecer su paleta de colores y definir los decorados, esencialmente realizados digitalmente.
De hecho, si bien la historia se reduce a su más simple expresión, la ambición estética de la película, presentada en 3D, es innegable.
Singh confesó que sus decisiones sorprendieron a veces a su propio equipo. Cuando diseñó la prístina escenografía y dio un tono oriental al retrato de Fedra, se le preguntó si "era un bar de sushi en el desierto", recordó.
Y cuando ubicó a sus dioses cubiertos de oro en un Olimpo reducido a una plataforma situada delante de una pantalla verde, antes del procesamiento digital que le conferiría la imponente vista de un paisaje, le dijeron: "Es muy kitsch, la gente se va a reír, va a odiar a los dioses".
Sin embargo, Singh estaba convencido de sus elecciones -que incluía la original y atrevida diseñadora de vestuario japonesa Eiko Ishioka- y se las arregló para imponerlas. "En mi cabeza yo sabía exactamente cómo quedaría", dijo.
El resultado es por momentos maravilloso, especialmente el increíble "cuadro" de la lucha en los cielos, que recuerda los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. "Esta es una de las primeras secuencias que pensé", dijo.
"Al principio la había imaginado mucho más violenta, y con todos los personajes desnudos, pero tuve el mismo problema que Miguel Ángel con el Papa. Me dijeron: 'Tápeles el sexo. ¡Vístalos!'", contó.
A pesar de estas concesiones, el cineasta se declaró satisfecho. "Era muy caro de hacer, especialmente para una escena de segundos, pero valió la pena porque creo que es memorable".