“Jashnan”, un canto de sanación de la cultura Kamëntšá | El Nuevo Siglo
TANIA JINYAN Juagibioy, Ángela Jhoana Jacanamejoy, Dayana Yazmín Jamioy Mavisoy, Natalia Jacanamejoy y Doris del Carmen Juajibioy, junto a Marianna Piotrowska, directora del Festival. FOTO: Yanis Florián /ENS
Viernes, 17 de Enero de 2025

Por Yanis Florián / Enviada Especial

Dicen que la música es el mejor instrumento para conectarse con la Madre Tierra, con los ancestros y con el universo. Y en efecto, las melodías de Tejido musical Jashnan lograron ese viaje íntimo la esplendorosa mañana del pasado 11 de enero, en la parroquia San Francisco de Asís, en Puerto Asís (Putumayo), donde se realizó el sexto concierto de la gira “Colombia es Música Sacra” del Festival Internacional de Música Sacra.

Así, el poema “Jashnan, una ofrenda al corazón” abrió el concierto en el templo que honra el legado del poeta, escritor y religioso italiano. En las voces de Tania Jinyan Juagibioy (guitarra), Ángela Jhoana Jacanamejoy (charango), Dayana Yazmín Jamioy Mavisoy (violín), Natalia Jacanamejoy (percusión menor), Doris del Carmen Juajibioy (vientos, zampoñas, quenas y rondador) el público logró conectarse con su yo interior.

“Quisimos ofrendar este concierto llamado Canto al vientre de la tierra, evocando la fuerza de Bengbe Tsbatsanamama “Nuestra Madre Tierra”, la energía femenina, creadora, dadora de vida que habita en cada uno de sus hijos e hijas, con el propósito de sembrar el mensaje de agradecer y ser conscientes que habitamos un vientre: el vientre de la tierra, trayendo con nosotras aquellos sonidos de Bengbe Uaman Luar “Nuestro sagrado lugar de origen”, relata Ángela Jhoana Jacanamejoy, fundadora de Tejidos musicales Jashnan.

La gira de Colombia es música sacra ha sido una bandera de reconocimiento para que los pueblos indígenas puedan ser escuchados a través de sus expresiones musicales, ya sean sagradas, espirituales o religiosas, propias de Colombia. En Puerto Asís se cumplió el objetivo de visibilizar no solo la riqueza cultural y espiritual del municipio, sino también de hacer un llamado urgente a la conservación y el respeto por los territorios sagrados.

La música y la poesía de Jashnan, interpretadas en lengua Kamëntsá y en español, reflejan ese conocimiento y esa vida que, en lo femenino, se conecta profundamente con el “Bëngbe Juabna”, el pensamiento de la comunidad. Para ellas, su labor artística busca reconocer la magia y la esencia de la mujer Kamëntsá.

“Jashnan”

Más que un grupo musical, Jashnan es un tejido artístico y musical que emerge desde la esencia de la mujer indígena Kamëntsá, del Valle de Sibundoy, una zona montañosa del departamento del Putumayo que utiliza la música como una forma de recuperar la cultura ancestral y fortalecer su idioma, el Kamëntšá; un pueblo único en el mundo. Su origen es un completo misterio para los historiadores, sin embargo, por la sabia forma de vida de sus antepasados, y gracias a la tradición oral, han heredado muchos usos y costumbres, que aún en el siglo XXI se mantienen vivos y les permite presentarse como un pueblo lleno de valores.

Estas mujeres del pueblo Kamëntšá están unidas por el sentir de ser reconocidas como hijas de la madre tierra, su fuente principal de vida y conexión con el espíritu.

Su propuesta musical nace del territorio Tamabioy, en sus letras y cantos lleva la esencia de la mujer, del tejido, el cuidado de las plantas y semillas, el cuidado del territorio y el trabajo comunitario.

Ángela compartió la historia y la importancia cultural del Jashnan, palabra Kamëntšá que quiere decir “para sanar”, y el papel de la mujer en la sociedad Kamëntšá, y la revalorización de la sabiduría ancestral.

“Esta propuesta nació del seno ancestral Tabanok en el 2022. Nosotras como mujeres decidimos unirnos para tejer, a través del canto, nuestros conocimientos, lo que hemos heredado de nuestros abuelos y abuelas, más allá de recrear la historia de la mujer, porque se ha visto que en la música son más visibles los hombres, entonces eso nos dio un impulso para poder unirnos con la intención de visibilizar, de demostrar y, sobre todo, de sembrar el bonito legado que nos han dejado nuestras abuelas”, de esta manera Ángela describe la esencia de Tejido musical Jashnan, un verdadero instrumento para el fortalecimiento de los saberes ancestrales, entre ellos la música.

Esencia sonora

Son mujeres Kamëntšá, de diferentes edades, con diferentes recorridos, herederas de un legado, pero con un mismo enfoque y un mismo mensaje: reconocerse en su esencia.

El pueblo Kamëntšá es sonoro y colorido, la música está presente en la cotidianidad, en la ritualidad, en el territorio, en su chagra (jardín), en el canto de las aves, el sonido propio de los animales, el viento, la lluvia.

Es ese camino musical que les ha permitido explorar su esencia musical, que notablemente nace desde su interior, es genuina, natural y sin lugar a duda es una fuente de amor y sanación. Más allá del talento vocal y la percusión de instrumentos propios de su tierra.

“Nacimos en una familia musical, seguimos el camino de varias generaciones, nuestros tíos y abuelos nos han transmitido estos conocimientos, bonito legado que es la música, eso fortaleció el impulso para unirnos, desde el sentir de mujer, por eso le pusimos a la agrupación Jashnan, porque es una palabra que significa ‘sanar’ o ‘armonizar’. Es un canto que le ofrecemos a la madre tierra para armonizar nuestros corazones, para armonizarnos a nosotras mismas, a través de eso que nos gusta hacer, a través del canto de la interpretación de instrumentos”, relata con orgullo Ángela.

Así, Jashnan refleja la fuerza femenina como guardiana de la memoria, el territorio y la espiritualidad. Para esta comunidad indígena la música les permite conectarse con su corazón y su cuerpo. De esta forma, el canto se convierte en el puente entre la oralidad, la memoria, la palabra, el tejido, las vivencias, los sentires, los rituales, sus lugares sagrados, su esencia como pueblo indígena.

De esta manera, estas mujeres tejen su destino y le abren las puertas a nuevas posibilidades de expresar su sentir. Con sus letras y cantos llevan el mensaje de la importancia de la mujer en los pueblos ancestrales, del cuidado de las plantas, de la tierra, de las semillas y del pueblo que lucha por ser escuchado.

De este modo, la gira les dio la oportunidad para ser escuchadas, un recorrido del Festival Internacional de Música Sacra que por tercer año consecutivo, en alianza con el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, y Fontur, presenta esta apuesta por el turismo cultural en nueve territorios de paz: Isla de San Andrés (Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina), Playa de Belén (Norte de Santander), Belalcázar (Caldas), Guapi (Cauca), Buenaventura (Valle del Cauca), Puerto Asís (Putumayo), San José Del Guaviare (Guaviare), Tumaco (Nariño) y Aracataca (Magdalena).