La educación rural en tiempos de Covid | El Nuevo Siglo
AZUCENA Durán es la única profesora de la escuela ubicada en la vereda de Hato-cochía, ubicada en el páramo de Pisba
Foto Mineducación
Domingo, 15 de Noviembre de 2020
Mario F. Hurtado
Caminando por la educación de Socotá es un documental de casi nueve minutos que muestra los esfuerzos de algunos profesores por dar educación a sus estudiantes. Dotarlos de materiales educativos uno de los factores del éxito

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Socotá es un municipio ubicado en el oriente de Boyacá, una de las zonas rurales más apartadas y frías del departamento, con 9.500 habitantes y sólo 1.000 de ellos en el área urbana, la educación rural es relevante. El documental que participó en el festival Fescol, 2020, muestra como es enseñar en la ruralidad en tiempos de Covid. Es la historia de Azucena Durán quien es única profesora de la escuela ubicada en la vereda de Hato-cochía, ubicada en el páramo de Pisba a más de 3.500 metros sobre el nivel mar.



La pandemia la llevó a trabajar desde la casa, es una de las tantas historias de profesores comprometidos por que sus estudiantes reciban educación y poderles enseñar bien. El colegio llamado Jairo Albarracín hizo un esfuerzo enorme por comprar materiales educativos impresos para los niños, dotarlos ante la imposibilidad de la conectividad en las zonas rurales y respondiendo a la realidad de tener materiales educativos que les sirvan para poder estudiar desde las casas.

La profesora narra una historia de lucha diaria, mezclar los trabajos del hogar y preparar los materiales impresos para los estudiantes. La estrategia para poderlo hacer, pedirle ayuda al repartidor de la leche, quien va de vereda en vereda o de finca en finca, donde entrega los materiales impresos a los niños.

Es así como un documental, con la historia de una maestra que trabaja bajo el modelo de Escuela Nueva, es decir donde la profesora tiene en el curso al mismo tiempo, estudiantes de primero a quinto de primaria. En esas instituciones cobra más relevancia los materiales impresos por grado y los niños llevan una bitácora donde consignan las experiencias que van adquiriendo y de nuevo el señor de la leche, hace el recorrido para llevarlos a la profesora y poder continuar el proceso de enseñanza.

La maestra reconoce que la labor no sería posible sin el apoyo de los padres de familia. En el video se aprecian padres que manifiestan que gracias a esos materiales han aprendido mucho junto con los estudiantes de diferentes temas y enseñanzas relevantes.

El corto documental refleja varias reflexiones de lo que debe ser la educación en tiempos de pandemia.

1. Un alto compromiso de los educadores, implica redoblar el trabajo, entender que los estudiantes necesitan dedicación, tiempo, contenidos, acompañamiento, evaluación y seguimiento.

2. Materiales educativos de calidad. El lema de estudio en casa, no ha sido la realidad de miles de estudiantes. Si materiales donde leer, escribir, fortalecer las habilidades lecto-escritoras, el año habrá sido perdido. Como lo manifiesta la profesora Durán. No se puede abandonar las actividades de lecto escritura, de lo contrario, los niños no van a aprender.

3. El compromiso de los padres es central. Sin padres o cuidadores que apoyen, acompañen y guíen a los estudiantes, los resultados no serán óptimos. En muchos casos los estudiantes han encontrado situaciones de violencia y el papel de los padres también debe retornar a un compromiso de ellos, garantizar la alimentación de sus hijos.

4. Todos tenemos que ver con la educación. Desde cualquier lugar podemos apoyar para cerrar las brechas. En el caso de documental el lechero, los comerciantes son fundamentales para llevar los libros de texto y las cartillas a los estudiantes. Transportadores, comerciantes, políticos, funcionarios públicos, periodistas, son muchas las profesiones que pueden aportar para ayudar a generar los espacios donde la educación vuelva a ser relevante.

Por último, como lo dicen la profesora Azucena Durán entre lágrimas, no podemos perder la esperanza de volvernos a abrazar. Debemos trabajar en conjunto por un retorno presencial sin miedo, sin egoísmos, sin oportunismos políticos. Hoy las tensiones del mundo, las grandes divisiones políticas, evidencian que el valor menos desarrollado en la sociedad es el de la empatía. Ponernos en el lugar del otro. Mientras pensemos solo en nuestros intereses, beneficios o comodidades no podremos retornar. Es hora de tratar de ser empáticos y pensar en los estudiantes, en aquellos que no están aprendiendo y claman por volver.