HACE MÁS de cuatro años en una esquina corriente el distrito de Sant Martí, de Barcelona, se ubicaba un edificio nada destacable, hasta que en 2019 comenzaron las obras de la biblioteca que acaba de ganarse el premio como la mejor del mundo: La Gabriel García Márquez
Inaugurada el año pasado, la biblioteca compartió nominaciones con la Janez Vajkard Valvasor Krškov Public Library (Eslovenia), la City of Parramatta Library (Australia) y la Shanghai Library East (China). El anuncio del premio se hizo en la ciudad holandesa de Rotterdam, durante el Congreso Mundial de Bibliotecas e Información organizado por la Federación Internacional de Asociaciones e Instituciones Bibliotecarias (IFLA en sus siglas en inglés).
La biblioteca, especializada en literatura latinoamericana, que rinde homenaje al nobel colombiano Gabriel García Márquez por ser Barcelona el lugar donde vivió desde 1967 a 1975, y sirve de sede del KM América Festival de Literatura Latinoamericana, que va por su segunda edición, pasa a formar así parte del selecto club mundial de librerías revolucionarias. La excepcionalidad es doble: primero, porque es la primera vez que se concede este prestigioso galardón a una biblioteca del sur de Europa; segundo, porque es la más pequeña de entre las pasadas galardonadas, apenas 4.000 metros cuadrado frente a gigantes como Missoula Public Library (EE. UU.) con 10.000 m², la Deichman Bjørvika (Noruega) con 13.500 m² y la Oodi Helsinki Central Library (Finlandia) con 18.000 m².
La biblioteca Gabriel García Márquez pertenece a la red de bibliotecas públicas de Barcelona (que cuenta con una cuarentena de espacios) y es la primera que se ha construido íntegramente en madera, con una capacidad para 40.000 libros y documentos audiovisuales en sala (ahora dispone de 32.000) y 10.000 más en depósito.
“No teníamos tan claro que fuéramos a ganar. Nunca antes una biblioteca catalana y española había estado ni siquiera nominada. Además, si uno se fijaba en ediciones anteriores, las premiadas siempre eran bibliotecas de dimensiones gigantescas. Se podría decir que hemos cambiado la tendencia”, apunta la directora, Neus Castellano.
El edificio se asemeja a una pila de libros abiertos con hojas plegadas y perforadas. Cada “libro” es creado por una densa estructura de paneles de madera, orientados en diferentes direcciones. No solo los requisitos estructurales definen cada dirección, sino también las condiciones de iluminación del espacio, su carácter, el programa funcional y sus conexiones urbanas.
“Estamos muy contentos porque, además del edificio, es un reconocimiento a nuestro trabajo y a un proyecto que es muy querido”, celebra Pilar Banasco, del equipo técnico.
La Gabriel García Márquez logró este galardón, según comunicado de las Bibliotecas de Barcelona, por la buena valoración en los siguientes puntos: “la interacción con el entorno y la cultura local, la calidad arquitectónica del edificio, la flexibilidad de los espacios y servicios, la sostenibilidad, el compromiso con el aprendizaje y conexión social, la digitalización y soluciones técnicas de los servicios, el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que marca a Naciones Unidas y la visión global del servicio que establece la IFLA”.
Por su parte, el comisionado de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona, Xavier Marcé, recordó que la ciudad inició hace tres décadas un proceso de creación de bibliotecas “que se ha convertido en emblemático a nivel internacional” y manifestó que la García Márquez es el número 40 de la red municipal. “El reconocimiento es una muestra de la aceptación y admiración del modelo bibliotecario de la ciudad, desarrollado por el Ayuntamiento y la Diputación de Barcelona”.
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Antes de que este templo del conocimiento construyera sus cimientos, bibliotecarios y arquitectos se hicieron una pregunta básica. ¿Qué es una biblioteca hoy en día? “Nos guste o no, ya no son exclusivamente un lugar de acceso al conocimiento, puesto que esa necesidad, de forma más o menos acertada podría cubrirla internet. Es cierto que aquí tienes una atención personalizada, pero teníamos que tener en cuenta otras cosas que años atrás ni hubiéramos pensado. Por ese motivo, su diseño y cada uno de los espacios que se crearan tenían que permitir que fueran también centros cívicos y sociales de referencia y refugios climáticos sostenibles. La población evoluciona y, con ella, las bibliotecas. Pero, aunque muten, son y seguirán siendo los palacios del pueblo. Y esto es lo que hoy celebra a lo grande la Gabriel García Márquez”, destaca el gerente de Biblioteques de Barcelona, Ferran Burguillos.
En la fachada de la biblioteca se puede leer un fragmento de “Vivir para contarla”, de Gabriel García Márquez: “La vida no es la que uno vivió, sino la que recuerda y cómo la recuerda para contarla”. Muchos de los vecinos del barrio contarán hoy orgullosos cómo su biblioteca es la mejor del mundo. Hoy parece que el busto del escritor colombiano que da nombre a la biblioteca, obra del escultor Óscar Noriega, parece que sonríe un poco más que de costumbre.
Diseño único
El espectacular diseño, obra del equipo de Suma Arquitectura, dirigido por Elena Orte y Guillermo Sevillano, es el factor más mediático de esta biblioteca con ADN popular.
Los usos en el equipamiento se organizan en áreas sociales y comunitarias.
En la planta inferior se ubica el patio, un auditorio, salas y un estudio de radio, Radio Macondo.
El espacio infantil y juvenil se ubica en el tercer piso; y la última está destinada a quienes buscan mayor concentración.
Su interior no es menos llamativo, con espacios domésticos de gran confort, con rincones alfombrados y hamacas muy solicitadas donde tumbarse a leer. El equipamiento con el que se ha dotado incluye estrategias sostenibles que han permitido obtener la certificación Gold LEED.
Y en un rincón del edificio se ubica una pieza de Francisco Ibáñez, vecino de la zona y quien murió recientemente. El fondo de la biblioteca que tiene su nombre, está dotado con más de 500 títulos de sus cómics.