UN GESTO OLVIDADO EN PANDEMIA
Los 10 beneficios para la salud emocional y física de los abrazos
La reducción del estrés, la ansiedad y el incremento de la autoestima hacen parte de las ventajas de tener este tipo de contacto durante la rutina diaria
Ahora, más que nunca, muchos colombianos quieren estar más cerca de las personas que aman. Por la importancia que han tomado acciones sencillas como abrazar a los más cercanos, se transformaron en gestos súper poderosos y reconfortantes que valen, tal como lo afirma la novelista Ann Hood, más que mil palabras significativas.
De acuerdo con el Touch Research Institute de la Universidad de Miami, la falta de contacto físico de la llamada “nueva normalidad”, sumada al uso de mascarillas y otros elementos de protección, puede ocasionar privación del tacto, lo que conlleva a problemas de salud como ansiedad o depresión.
Afortunadamente, tras dos años de haber iniciado la pandemia, el panorama familiar, social y laboral es más alentador gracias a las vacunas contra el coronavirus, la priorización de los espacios abiertos y ventilados, la adopción de conductas de autocuidado como el lavado de manos frecuente, la reactivación económica, entre otros factores.
Según diferentes expertos, un abrazo leve y rápido beneficia la salud emocional y física, teniendo en cuenta que al momento de darlo se deben tomar ciertas precauciones como, por ejemplo, que las dos personas que lo hagan usen estrictamente mascarillas, miren para lados opuestos, no tosan y no hablen.
Pero, ¿cuáles son los beneficios de este tipo de contacto, el cual se aconseja para aquellas situaciones afectivas realmente importantes? La reducción del estrés, la ansiedad y el incremento de la autoestima hacen parte de la lista.
1. Mejoran inmediatamente el estado de ánimo: lo que no se esperaba con la llegada de la pandemia era que la sociedad se enfrentara a la soledad debido al distanciamiento. Y aunque muchos están en contacto frecuente con las personas que más quieren a través de herramientas digitales, la cercanía física hace falta. Abrazar de nuevo a familiares y amigos traerá sensación de felicidad y tranquilidad, reduciendo niveles de ansiedad y estrés, casi de inmediato.
2. Reducen los sentimientos de enojo: este toque de calidez es más que una manifestación de afecto, es la receta perfecta para contrarrestar la rabia y la ira. Está comprobado que dar abrazos sintiéndose seguro, despierta las conexiones neuronales en las hormonas encargadas de reducir la presión arterial y el estrés.
3. Aumentan la producción de glóbulos blancos: los glóbulos blancos hacen parte del sistema inmune y ayudan al cuerpo a combatir infecciones y otras enfermedades. La estimulación que se genera a través de los abrazos constantes apoya la producción de los también llamados leucocitos.
4. Incrementan la autoestima: el cómo se sienten las personas influye en el pleno desarrollo y disfrute de las actividades cotidianas. La autoestima, que se fortalece con los abrazos recibidos, permite rendir más en situaciones académicas o laborales.
5. Relajan los músculos: la sensación de relajación también se activa con el estímulo de dar abrazos. Los receptores de la piel, al entrar en contacto con otra persona, envían señales al cerebro, reduciendo la tensión diaria y aliviando dolores musculares.
6. Bajan la presión arterial: los abrazos no solo tienen un componente emocional, sino que también contribuyen a la reducción de la presión arterial y frecuencia cardiaca. De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de Pittsburgh a 200 adultos, los abrazos pueden ser positivos para la salud del corazón.
7. Disminuyen el riesgo de padecer demencia: la demencia provoca un deterioro irreversible sobre cómo ve el mundo la persona que la padece. Los abrazos contribuyen con la producción de la conocida “hormona de la felicidad”, la cual ejercita el cerebro disminuyendo las enfermedades no solo físicas sino también psiquiátricas.
8. Facilitan otras formas de comunicación: un abrazo vale más que mil palabras cuando es difícil expresar verbalmente los sentimientos. Además, es una acción gratuita y voluntaria que favorece la resolución de conflictos, mitigando las emociones negativas.
9. Reconectan con el niño interior: los abrazos consensuados, más allá del contexto romántico, son una herramienta necesaria para liberarse de las heridas emocionales de la infancia y ser un adulto con una vida con propósito y más feliz. Abrazar a abuelos, padres y hermanos reconectará con ese niño interior que todos llevan dentro.
10. Aportan más seguridad en sí mismo: la decisión para emprender un proyecto o hablarle a una nueva persona viene enteramente de la seguridad y talento que se tiene en sí mismo. No obstante, dar un abrazo teniendo plena sensación de confianza, refuerza el amor propio y fortalece la capacidad de valorar lo que se hace y lo que se es.
Para recibir y dar amor a quien más se ama por medio de este gesto de cariño, lo recomendable es hacerlo con cuidado, siguiendo los protocolos de bioseguridad (especialmente el uso de mascarillas, así como el lavado de manos constante) y únicamente con el núcleo cercano.
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¿Qué pasa en el cuerpo cuando abrazamos?
Adicionalmente, es importante conocer qué es lo que pasa en nuestro cuerpo cuando damos o recibimos abrazos, que provocan los beneficios anteriormente mencionados. Y es que al tener este tipo de experiencia, los corpúsculos de Meissner, ubicados en la piel, reciben la señal del contacto y la envían a la corteza cerebral. Así como también los mecanorreceptores, especialmente numerosos en manos y labios, reciben estímulos como la temperatura o la presión, que luego es codificada cerebralmente y asimilada como una caricia, pellizco, cosquilla y abrazos, según una investigación de la University of Massachusetts Memorial.
También, de acuerdo con este estudio, cuando se abraza a una persona:
- Se segrega oxitocina y endorfinas que reducen los niveles de cortisol y adrenalina (las hormonas del estrés) y ayudan a sentirse más relajado.
- Se libera serotonina y dopamina, que contribuyen al bienestar y la calma.
- Se activa el sistema límbico, encargado de la regulación emocional; eso contribuye a reforzar los vínculos afectivos como la confianza o el apego.
Por su parte, en cuanto al efecto en los niños, los abrazos potencian la sensación de que hay un referente adulto que lo acompaña incondicionalmente, lo cual permite la regulación emocional y la maduración cognitiva. Esto contribuye en procesos fundamentales como la adquisición del lenguaje, la motricidad, el sentido de identidad, autoestima, entre otros aspectos.