Museos: 'parche' que retroalimenta | El Nuevo Siglo
Foto El Nuevo Siglo - Claudia Beltrán
Sábado, 2 de Junio de 2018
Claudia Beltrán

ENTENDER LA historia como una construcción de hechos y de recuerdos de los sucesos que han pasado, en un lugar, a una serie de personas, le da un carácter de maleabilidad que se permea con las realidades subjetivas. Fue por ello que sentí la necesidad de indagar cómo se cuenta nuestro pasado y ello qué mejor fuente que ir a los museos. Esta es mi vivencia al decidir un día visitar algunos de ellos, tal vez los más emblemáticos de Bogotá.

En el barrio Ciudad Salitre se encuentra Maloka, el espacio diseñado para la ciencia y la tecnología, inaugurado el 6 de agosto de 1998. Entré al edificio por la parte posterior del domo utilizando las escaleras, aunque el ascensor está dispuesto para cualquiera que desee utilizarlo. En la pared del entrepiso vi las fotografías autografiadas de los astronautas de la Nasa y una que otra carta dedicada al centro interactivo y sus visitantes, las cuales me detuve a observar antes de continuar mi recorrido.

En el segundo subpiso se encuentran las exposiciones y las salas de proyección, las taquillas y una que otra tienda de dulces. Obtuve mi pase y al recorrer las salas vi que hay algunas atracciones que se mantienen como el Jeep para explicar el uso de las poleas o la famosa jaula de Faraday para ver las corrientes eléctricas, y otras nuevas que están en vigencia como la del estudio del fútbol, donde pude ponerme en la cancha y cobrar tiros libres. También hay un área especializada en fósiles, donde se puede hacer las veces de paleontólogo y jugar a desenterrar huesos, y que se va a complementar con la exhibición de Juliana, el T-Rex donado por Llinás y que estará disponible a partir de agosto.

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En ese momento recordé con cariño las películas que vi en 3D. Una de las primeras fue Aventura al centro de la tierra, una experiencia interactiva que te mostraba el interior del mundo a través de recorridos en vagones de minería. Ahora el domo cuenta con tecnología 7K, que hace que las imágenes sean tan reales que sientes que podrías tocarlas. Las tarifas van desde los $12.200 hasta los $ 39.900 pesos por persona, dependiendo de la serie de actividades que se quieran realizar.

Terminé mi recorrido y salí para el centro. Consideré que la forma más fácil para llegar es tomar un bus en dirección a Germania. Atravesé la Avenida la Esperanza y caminé hasta el paradero, me sorprendí al ver que la mayoría de buses que pasan son los tradicionales, aquellos que se pagan con dinero en efectivo y no con tarjeta. Tomé uno de estos y seguí mi camino. El bus recorre toda la Esperanza, luego llega a la 26, pasa por el Cementerio Central y luego voltea por la 13 para tomar la Avenida 19. Al llegar a la séptima, me levanté de mi silla y apreté el botón para indicar mi parada.

La séptima está en plena construcción y como siempre hay un tumulto de peatones que tratan de caminar entre los mil y un puestos de vendedores ambulantes. A cada lado pude ver ventas de libros, manos libres, las Barbies de temporada con todo su ajuar y, claro, no podían faltar los artículos mundialistas que van desde las monitas del álbum hasta las camisetas, gorras y vuvuzelas. Después de caminar unas cuantas cuadras llegué al parque desde el cual vi el aviso grande que dice Museo del Oro. Había arribado a mi segundo destino.

Al interior del edificio, a la derecha, está la taquilla, en letras grandes están los precios de la entrada, $ 4.000 pesos por adulto, de martes a sábado y festivos. Además, aclara que todos los domingos es gratis. Tomé mi boleta y fui al segundo piso donde inicia la exposición. Al final de la escalera giré a la derecha y me movilicé acorde a la señalización que está en español e inglés. Al entrar al primer salón observé una vitrina en el medio con un objeto ornamental en oro, a la izquierda más vitrinas y a la derecha una puerta que lleva a una pequeña sala de exposición donde hay dos televisores que cuentan la historia de los metales.

Por los diferentes corredores hay familias, estudiantes y extranjeros que disfrutan de la exhibición. Mientras en las paredes las vitrinas exhiben los diferentes objetos tallados en oro, esmeraldas, un poco de hueso y cerámicas. Estuve observando y leyendo los diferentes escaparates, al voltear por uno de los pasillos, ya casi al final, me encuentro con un grupo que sigue a un guía y aprovecho para escuchar la historia de El Dorado, mientras observamos la Balsa en oro, que es la joya de la corona de la exposición. Finalmente, entramos a un cuarto oscuro donde al ritmo de tambores y luces vimos cómo iban apareciendo diferentes artículos hechos en oro.

Tomé el ascensor y bajé al piso -1 donde se encuentra la exposición temporal. En esta ocasión trata sobre la reparación de los objetos, una muestra que plasma el valor de tomar algo que se cree inservible y hacer útil de nuevo.

Salí de ahí y continué mi camino por la séptima hacia la Plaza de Bolívar, en cuya esquina está la Casa del Florero de Llorente. Este museo se reformó a partir del año 2.000 y ahora su exposición no solo es una muestra histórica, sino que también para reflexionar sobre la realidad de los acontecimientos que llevaron a la Independencia de la nación y de los que ha sido testigo este lugar, como la toma del Palacio de Justicia en1985. La entrada cuesta $ 4000 pesos por adulto y $ 3000 estudiantes con carnet.

 

Al salir doblé hacia la izquierda y continué mi caminata hasta el Museo de la Moneda. Todas las exhibiciones del Banco de la República son de entrada libre. Al ingresar a la primera sala encontré a un pequeño grupo en cabeza de Alejandro, un guía del sitio, que estaba explicando el proceso de acuñación de las monedas en el siglo XVI y continué el recorrido con ellos. Este lugar se ha modificado mucho, al punto que las instalaciones viejas han pasado a hacer pequeñas muestras en algunos lugares del recorrido. Ahora las vitrinas iluminadas, permiten apreciar las pequeñas diferencias de las monedas, que al estar acompañadas de su historia dan un contexto a la importancia de estas y su evolución.

Junto a la Casa de la Moneda se encuentra el Museo de Botero, una muestra de 208 obras, 123 del maestro colombiano y 85 internacionales de destacados artistas modernos. Las obras allí expuestas muestran la realidad de diferentes épocas bajo los ojos y pinceles de aquellos que las vivieron.

El tiempo se me acabó, ya empezaba a oscurecer pero este mini-recorrido por los museos fue muy fructífero y pude concluir que la historia es un arte vivo que se lleva en la imaginación y en la forma en que sus habitantes adoptan los acontecimientos a su alrededor. Y también me enteré que las monedas llevan en la cara imágenes de pertenencia, como una forma de identificación.