París celebra 150 años del impresionismo | El Nuevo Siglo
EL 15 de abril de 1874, se inauguró en París la primera exposición impresionista. /Fotos: AFP
Martes, 26 de Marzo de 2024
Redacción Cultura

HACE 150 años, el 15 de abril de 1874 se inauguró en París la primera exposición impresionista. “Ávidos de independencia”, un grupo de artistas “rebeldes” decidieron romper con las reglas y organizar su propia exposición, al margen de los canales oficiales. Así surgió el Impresionismo. Para celebrar este aniversario, el Museo de Orsay presenta alrededor de 150 obras, y proyecta una nueva perspectiva sobre esta fecha clave, considerada como el punto de partida de las vanguardias.

Además, se realiza un espectacular paseo por el París de 1874, que el visitante podrá realizar con gafas de realidad virtual.

¿Qué ocurrió exactamente en la primavera de 1874 en París, y cómo se puede interpretar hoy en día una exposición que se ha convertido en legendaria? “París 1874. L’instant impressionniste” repasa los orígenes de un movimiento artístico que surgió en un mundo en plena transformación.

El 15 de abril de 1874, quince días antes de la apertura del tradicional Salón de pinturas parisino, un grupo de artistas, como Claude Monet, Pierre-Aguste Renoir, Alfred Sisley, Édouard Manet, Berthe Morisot, entre otros, deciden abrir su propia exposición en el nº35 del bulevar de las Capuchinas, a poca distancia de la Ópera.

Esa exposición, curiosamente celebrada en el antiguo taller de un fotógrafo, Félix Nadar, fue el arranque de uno de los movimientos artísticos más decisivos de la historia de la pintura.

En total fueron 31 artistas, orgullosos defensores de la pintura al aire libre, de retratar fábricas, trenes, cabareteras o pobres, en lugar de pomposos desfiles militares, escenas religiosas o leyendas mitológicas.

Un arranque simbólico, puesto que en realidad los impresionistas eran una minoría en esa exposición de poco más de 200 obras.

“La historia de esta exposición tiene más matices de lo que creemos. Los artistas se conocían y empezaron a pintar de manera diferente a partir de la década de los años 1860”, explicó a la prensa Sylvie Patry, una de las comisarías de “París 1874: Inventar el impresionismo”.

Otros artistas que no eran impresionistas decidieron unirse a este nuevo salón “alternativo”, con la esperanza de abrirse a otra clientela.

Fueron, sin embargo, pintores como Paul Cézanne y obras como “Una Olympia moderna” los que provocaron el escándalo.

Un fracaso comercial

París era por entonces una ciudad bulliciosa, pero burguesa, aún convaleciente de la derrota militar contra Prusia cuatro años antes, y del caos que había representado la revolución de La Comuna.

“Ese es el desafío de ‘París 1874’: penetrar en la creación de un movimiento artístico que surgía de un mundo en plena mutación, y volver a pisar una exposición visitada en su momento por solo unos cuantos miles de curiosos”, explica Patry.

La exposición de los “impresionistas” congregó a unas 3.500 personas, frente a las más de 300.000 que deambularon por el enorme Salón oficial.

El mote “impresionistas” lo recibieron de manera burlona de parte del crítico de arte Louis Lery, en alusión al cuadro “Impresión, sol naciente”, de Monet.

Solo vendieron cuatro pinturas. Los artistas habían creado una cooperativa para organizar la exposición y compartir gastos y beneficios, una novedad también histórica, pero tuvieron que deshacerla ante el escaso éxito.

Apenas doce años después los impresionistas habían logrado organizar en total ocho exposiciones y cambiar el rumbo del arte.

Préstamos

Gracias a los préstamos de la Galería Nacional de Washington y de otros museos, así como de colecciones privadas, el visitante puede ver colgadas juntas obras como “La Parisina” y “La bailarina” de Renoir, por primera vez en 150 años.

Montar esta exposición, que permanecerá abierta hasta el 14 de julio, ha requerido seis años de trabajo, explicó a la prensa Anne Robbins, conservadora jefa del departamento de Pinturas del Museo de Orsay.

El visitante puede comparar, además, las obras impresionistas con varias pinturas del Salón oficial. Y para sumergirse en la época una instalación aparte permite al visitante, equipado con gafas de realidad virtual, pisar las calles de París esa tarde del 15 de abril de 1874.

Un equipo de expertos trabajó durante cerca de dos años con archivos oficiales, fotografías y mapas de París para reconstruir fielmente las calles del barrio de la Ópera y las salas del taller de Nadar.

Esa instalación permanecerá abierta hasta el 11 de agosto, mientras París celebra los Juegos Olímpicos.

Pinceladas de impresión

“París 1874” examina las circunstancias que llevaron a estos 31 artistas, solo siete de los cuales gozan hoy de fama universal, a reunirse para exponer juntos sus obras. El clima de la época era el de una posguerra, tras dos conflictos: la guerra franco-prusiana de 1870 y una violenta guerra civil. En este contexto de crisis, los artistas se replantean su arte y buscan nuevas direcciones. Un pequeño “clan de rebeldes” pinta escenas de la vida moderna o paisajes en tonos claros y con pinceladas perfectamente ejecutadas, bosquejados al aire libre. Como señala un observador, “lo que parecen buscar por encima de todo, es la impresión”.

En “París 1874” se pone en perspectiva una selección de obras de la exposición impresionista de 1874 con pinturas y esculturas expuestas al mismo tiempo en el Salón oficial. Esta confrontación sin precedentes permite recrear el impacto visual de las obras expuestas por los impresionistas en aquel momento, pero también matizarlo a través de paralelismos y comparaciones inesperados entre la primera exposición impresionista y el Salón.

La exposición del Museo de Orsay desvela las contradicciones y la infinita riqueza de la creación contemporánea en esta primavera de 1874, al tiempo que pone de relieve la radical modernidad del arte de estos jóvenes artistas. “¡Buena suerte!”, los anima un crítico, “de las innovaciones siempre sale algo”.