URPI BARCO es una de las cantantes y compositoras más reconocidas en el campo de la música colombiana y del jazz latinoamericano. Su bagaje en la carrera musical le ha permitido crear un proyecto que mezcla la música colombiana con los sonidos caribeños, como lo son la cumbia y el porro.
Su propuesta se caracteriza por mezclar sonidos tradicionales de las costas colombianas con el jazz y otros géneros del mundo. Urpi Barco se ha interesado por la interpretación, investigación y recopilación del repertorio caribeño, encontrando en estas sonoridades el pilar para su proyecto creativo que la ha llevado a escenarios internacionales.
Ahora, tendrá la oportunidad de presentarse, por segunda vez, en el SoNna Huesca 2023. Urpi Barco con su voz, guitarra, percusión, gaita colombiana, ofrecerá el concierto El roble y el ciprés en formato dúo, acompañada del cantante Nico Torres. El recital será en la ermita de la Piedad de Almunia de San Juan el 23 de julio.
“Es un festival que se ha fortalecido después de la pandemia, ahora llega con unos escenarios increíbles, en medio de la naturaleza, entre las montañas, cerca de la ciudad de Huesca y es una gran aventura que el público se anima a vivir con el artista. Es un orgullo representar a Colombia en este encuentro, yo estuve en su primera versión, en el 2019 y fue muy hermoso porque la gente camina hasta ermita a escuchar y bailar nuestros ritmos”, le contó Urpi Barco a EL NUEVO SIGLO.
Para la cantante colombiana, el SoNna Huesca es la oportunidad “para visibilizar el trabajo que hacen las mujeres en Colombia. Este año en este festival la programación está de tal manera que hay conductoras españolas, pero también la participación de mujeres de Brasil, de Argentina, de Colombia y del resto del continente, porque tenemos muy poca participación en eventos grandes, realmente la participación de las mujeres es mínima y siento que este año los festivales tienen un cartel nutrido con la presencia de nosotras, porque es tan difícil poder hacer carrera con tanta competencia y sin un músculo económico que nos esté sustentando el trabajo”.
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Concierto
Pero antes, la cantante bogotana presentará un concierto el 9 de junio en la Libélula Dorada, a propósito de celebrarse el festival de jazz.
“Ser mujer en el medio del jazz es una experiencia linda, pero difícil. Ser cabeza de proyecto independiente no es fácil y aún sigo buscando escenarios. En el jazz se siente mucho el machismo, pero cada vez se abren más escenarios para la mujer (…). Hace muchos años decidí hacer solo mi música y no dedicarme a otros proyectos o hacer covers, así que cada vez que me subo al escenario es a mostrar lo que yo hago, y eso tiene un costo, obviamente, pero he sido afortunada y eso me da felicidad”, cuenta la artista, quien también es docente universitaria.
“Mi infancia la viví cerca a la costa Atlántica y Pacífica, en Taganga, por eso mi música tiene mucha influencia de esa zona del país. Hago una mezcla con elementos del jazz, la improvisación y la exploración con la voz, proyecto que ya tiene varios discos y se ha escuchado por todo el país”, afirma la mujer, quien también es maestra en artes musicales de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas y, adicionalmente cuenta con un máster en Interpretación en Jazz y Música Moderna del Conservatorio del Liceu de Barcelona (España). En 2018 realizó la preparación vocal y musical de su más reciente trabajo discográfico “Manglares” en la ciudad de New York. Allí tuvo la oportunidad de recibir clases con destacados profesores de improvisación a nivel internacional entre ellos el reconocido músico Bobby McFerrin.
Su estancia por varios años en Cali también le aportó matices caribeños a su estilo. También estuvo un buen tiempo en Medellín donde se empapó de la cultura paisa.
“Mi infancia me la pasé recorriendo Colombia. Lo mejor de toda mi trayectoria creo que ha sido el poder viajar con mi música, lo que más me hace feliz es poder cantar mis canciones y poder llevarlas a todas partes, el poder conectar con las personas y que al público le guste lo que escribo. Aunque mi proyecto no está dentro de los estándares comerciales, como lo están otros géneros, la gente escucha mis canciones, a la gente le gusta la música tradicional, el jazz, los ritmos caribeños”, expresa la artista.
Poder conectar con las personas, con el público es la satisfacción más grande que ha tenido Urpi, además de tener el privilegio de conocer muchos países con los ritmos colombianos.
“A la gente le gusta mucho la música colombiana, pero siento que hace falta más visibilidad. Recientemente, estuve en tres estados de México y fue espectacular porque el público se sabe mis canciones, incluso me llevé un reconocimiento que fue ‘La gaita colombiana’. Los asistentes se quedaron maravillados con los ritmos, el jazz, el folclor, la música tradicional”, afirmó.
Raíces
“Cuando era niña, en mi casa se escuchaba jazz. Mis padres tenían una mezcla de repertorios como canción social, Mercedes Sosa, Pablo Milanés, pero había una franja de jazz con Javeriana Estéreo, y yo escuchaba a las cantantes haciendo scat, (juegos vocales sin palabras, solo con el registro de su voz) y eso me encantó”, dice Urpi Barco.
Luego, aunque tenía más cercano el folclor y la música de las costas pacífica y caribe, o el pop, en la universidad empezó a estudiar jazz de manera más dedicada y a comprender su lenguaje.
“Cuando empecé a trabajar con músicos de jazz me di cuenta de la gran comunicación y apertura que había. El jazz, más allá de un género, es un lenguaje y una forma de ver la música. Con él se puede improvisar, interactuar y jugar y permite poner a dialogar músicas de diferentes lugares, que fue lo que me gustó tanto”, comparte la artista.
Urpi Barco se suma a una tendencia actual en la escena del jazz colombiano que busca inspiración en los sonidos tradicionales de las costas de Colombia. Lo hace articulando un amplio acervo musical, que ha obtenido a lo largo de una carrera profesional de exploración de todo tipo de músicas populares y académicas. Con su proyecto musical ha viajado por Colombia, especialmente como parte del circuito de jazz nacional, pero también alrededor de diez países. Su voz y propuesta han sido reconocidas como “una bella aventura de transformar la música colombiana sobre un lienzo contemporáneo de factura impecable”.