La danza, la música y las acrobacias se unen en esta obra en la que se podrá ver a más de 100 artistas en las tablas.
Una fusión de ritmos, de talento y de sonidos hará estremecer al público en la obra Carmina Burana, una puesta en escena poco convencional que cuenta con toques de misterio.
Esta creación colectiva de formato no convencional reúne en un solo escenario a más de 100 artistas de diferentes disciplinas: 53 coristas de la Ópera de Colombia -entre los que se cuentan las voces excepcionales de la soprano Viviana Rojas, el contratenor Diego Arango y el barítono Camilo Mendoza-, 25 niños del Coro Crescendo Arte, 8 músicos de la agrupación Tambuco de México –uno de los ensambles de percusión más importantes del mundo-, 14 bailarines -seleccionados a través de una convocatoria pública de la que participaron más de 70 intérpretes profesionales-, y un video artista.
El proceso de creación y de ensamblaje de las propuestas de los diferentes artistas se ha venido desarrollando durante dos meses, en la Casona de la Danza y en el Teatro Municipal Jorge Eliécer Gaitán, bajo la dirección escénica de Juan Carlos Agudelo, la dirección musical de Luis Díaz Hérodier y la coreografía de Jairo Lastre.
La puesta en escena representa los versos goliardos de la cantata Carmina Burana de Carl Orff, a través de un diálogo entre diferentes lenguajes, de un tratamiento plástico y visual y de una expresividad orgánica, para acceder al mundo onírico de los versos que hilan la escenificación.
El concepto cíclico, que es la base de la composición musical, orienta la dramaturgia, la coreografía y el montaje en general. En definitiva, es una propuesta metafórica, simbólica e hiper-expresiva, que sobredimensiona el gesto corporal y la imagen visual, junto con la composición musical, en un formato instrumental de percusión que se presenta por primera vez en Colombia.
Los textos que conforman Carmina Burana son la colección de versos de carácter laico del medioevo más grande y antigua de la que se tenga referencia.
La figura del Goliardo es un personaje épico que abre y cierra la narración, y, en una atmósfera de misterio y prohibición, desata de manera poética la exaltación de los sentidos. Es así como la selección poética y cíclica de la obra inicia y concluye con el lamento por la inconstancia del destino, una rueda de la fortuna que el ser humano no puede controlar; y en su desarrollo sobresalen los placeres de la primavera, la embriaguez, el deseo, la seducción y el amor que provoca la unión de hombres y doncellas.
Así la cantata -con percusión orquestada, coro y solistas-, junto con los bailarines en escena, evoca temas profanos y vitales en un universo en el que solo se piensa en la muerte, en el que el hombre ha tenido que renunciar a los placeres sensuales por conquistar la salvación de su alma.
Esta es la primera producción escénica del Instituto Distrital de las Artes y la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, en su propósito de potenciar el Teatro Municipal Jorge Eliécer Gaitán como un espacio para la creación y la circulación del talento colombiano y para la generación de diálogos de este con artistas de otras latitudes. Con esta obra se inaugura además el IV Festival Danza en la Ciudad: Somos Movimiento. Carmina Burana estará el 17 y 18 de este mes en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán.