Se “revive” el Bogotazo | El Nuevo Siglo
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Jueves, 8 de Marzo de 2018

CONTRIBUIR a la memoria histórica del país y, en este caso, desde un punto de vista muy particular porque la obra se enfoca desde el punto de vista del presunto asesino de Jorge Eliécer Gaitán es el objetivo de “El crimen del siglo”, la adaptación teatral que sobre El Bogotazo se presentará en el Teatro Colón.

Todo el caos, muerte y violencia que se registraron ese 9 de abril de 1948 se “revivirá” en las tablas pero con una óptica tan distinta como innovadora: la de Juan Rosa Sierra, el hombre que fue linchado por las turbas acusado de ser el victimario del emblemático dirigente liberal.

Miguel Torres es el director y guionista de este montaje, que se basa en el libro de su autoría y que fue producto de cuatro años de rigurosa investigación, en la cual abordó situaciones inesperadas de la vida de Roa que desembocaron en el Bogotazo.
 “Al tener mi novela a la mano, como director y dramaturgo, no me fue tan difícil elegir los tramos que podrían ser sacados a la escena. Desde el principio me fui imaginando el mundo escénico, lo compartimenté en sucesos en vez de capítulos, elegí qué personajes podrían funcionar más teatralmente y así logre una versión para trabajar el montaje”, dice Torres sobre esta obra que estará en las tablas del Teatro Colón del 17 al 29 de abril.

Según Torres, “los espectadores quedarán sorprendidos con la cantidad de detalles que cuenta ‘El crimen del siglo’ sobre este acontecimiento y podrá reflexionar acerca de lo que ocurre después del magnicidio. El mismo Jorge Eliécer Gaitán lo vaticinó en uno de sus discursos al decir que su muerte generaría el volcamiento del país y que las aguas demorarían cincuenta años en regresar a su nivel normal”.
 Con un elenco de 17 artistas colombianos entre los que figuran Julián Román, quien le da vida a Roa Sierra; Carmenza Gómez, Isabel Gamboa, Humberto Dorado, Ramsés Ramos, Diego León Hoyos, Elkin Díaz y Diego Trujillo, esta producción tiene el reto de traer a escena la Bogotá de finales de los años 40 y todo el revuelo político que se vivía en esa época, hace precisamente siete décadas.

Diego Trujillo es el narrador de la obra y el que hace la introducción a su ambiente y trama. El actor comentó que con esta figura se “podría pensar que es el escritor de la historia o por momentos el director que va llevando el hilo conductor de estos acontecimientos y hace un resumen de la vida de Juan Roa Sierra en los días previos al asesinato”. Agrega que “adaptar una novela al teatro es muy complicado y para hacerlo se requiere de una persona que dé una ilación a esos acontecimientos”.

Esta historia fascinante, que por momentos recurre a la ficción y en otros retoma hechos históricos busca traer a la memoria sucesos que marcaron el destino del país. Para Torres “este es un país de analfabetas memoriosos. Por un lado la gente olvida y por otro a la gente la hacen olvidar, lo que es impresionantemente descuidado. El pasado asusta, porque este descolora culpas. Creo que la labor del artista es dejar un mensaje”.

El Teatro Colón ha estado apostando a procesos de reflexión, a que la gente piense, siempre con un mensaje más allá de la parte netamente artística o estética. Manuel José Álvarez, director del teatro afirma que “este es un proyecto ambicioso, conmemorar el 9 abril de 1948 que fue el detonante de toda la terrible época de violencia de este país, es un proceso para recapacitar, para que no olvidemos los sucesos del pasado y para que nos cuestionemos por qué siguen pasando cosas de este estilo.”

De acuerdo con Álvarez, “la adaptación teatral de esta novela aporta a la construcción de la memoria histórica del país y contribuye a la imaginación narrativa del público, que podrá entender las distintas facetas de las víctimas y victimarios del conflicto armado colombiano”.

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Recreando el pasado

El director de la obra, Miguel Torres, señala que  el problema más complicado en el teatro es escenificar los espacios de la novela, ya que se está sometido a un escenario de 100 metros cuadrados y ahí tiene que resolver todo.

El reto de crear este mundo está en manos de Rosario Lozano, directora de arte, y de su equipo, quienes con 28 escenarios en colores sepia crean un concepto laberíntico, un universo en donde el personaje principal entra y del que no puede salir jamás. Liliana Cortés es la diseñadora de escenografía, encargada de la elaboración de este complicado montaje.

Además, se complementa la puesta en escena con un vestuario, a blanco y negro principalmente, y maquillaje de corte realista, creando una atmósfera lúgubre sin futuro, sumamente oscura, que lleva a la audiencia a sumergirse en la Bogotá triste de ese tiempo. Para lograr el toque de verdad que lleve a la audiencia a esa época, les tocó hacer una investigación de los usos y costumbres de los años 40, tomando como referencia el documental de Ricardo Restrepo llamado “Cesó la horrible noche” de donde se sacaron los peinados y el afeite (maquillaje) que recrea Blanca Jaramillo. Para Lozano: “ser vestuarista es como ser un cirujano del actor, quien le crea una segunda piel para poder crear un personaje”

La directora musical es Josefina Severino y la iluminación está a cargo de Paco Ariza, español ganador de varios Goyas de Teatro, quien va llevando en una atmósfera de claroscuros a esos lugares densos y logra meterse en la intimidad de cada personaje.

Para la ministra de Cultura, Mariana Garcés, éste es un aporte para la dramaturgia nacional con actores de primerísima línea y espera que atraiga a la ciudadanía al Teatro Colón a ver la representación que hace que la historia cobre vida.