Tomar las series de TV en serio | El Nuevo Siglo
Martes, 10 de Diciembre de 2013

Por Jerónimo Rivera

Profesor universidad de La Sabana

 

DESDE HACEmás de tres décadas los colombianos vemos series de televisión extranjeras. Es claro, entonces, que varias generaciones hemos crecido bajo la influencia de sus historias presentadas primero por la televisión abierta y ahora también por canales de televisión por suscripción. Lo que pocos saben es que muchas de las series más recordadas de nuestra infancia fueron fiascos en Estados Unidos que se compraron a bajo precio en ferias de tv y funcionaron bien aquí (¿Alguien recuerda a “Manimal”?, pues solo tuvo ocho episodios).

El fenómeno de las series no es nuevo, pero nunca como ahora ha tenido tanta importancia. Ante la falta de experimentación del cine de Hollywood, la televisión norteamericana se ha arriesgado a invertir sus recursos en productos de gran calidad. Esta inversión, de todas formas, se ha visto recompensada con una buena respuesta del público que no se limita ahora a ver las series sino también a comentarlas, compartirlas y hasta co-escribirlas mediante la opción que Internet permite de usar personajes y situaciones para crear y compartir nuevas narraciones en un fenómeno creciente que se ha denominado Fandom (narraciones hechas por los fans).

En Colombia hemos tenido series fantásticas que también han marcado puntos altos en la calidad de nuestra televisión.  Títulos como “La saga”, “La alternativa del escorpión” o “La mujer del Presidente” han demostrado que se puede hacer un tipo de serie “a la colombiana” que funcione bien.  El gran problema es que se tiende a “telenovelizar” las series y “serializar” las telenovelas, haciendo híbridos que no funcionan en ningún terreno. 

Las series tienen, por convención, una estructura diseñada por capítulos con su estructura propia, que funcionan en sí mismos pero también como parte de una narración mayor (la de la serie). A diferencia del cine, los personajes y las historias de la serie tienen mayor tiempo para ser desarrollados, pero a diferencia de la telenovela, es más dinámica y en cada capítulo pueden ocurrir muchas cosas y dejar abiertas subtramas para el siguiente.  Los seriados hoy tienen, además, seguidores fieles que quieren participar y a veces pasan más por fuera de las series que en éstas mismas (basta recordar “Lost” y el movimiento que suscitó en Internet).

En el entorno actual y con las buenas condiciones de calidad que tiene la producción audiovisual en nuestro país se posibilita, además, la adaptación de series de éxito realizadas en otros países al entorno colombiano y latinoamericano. Para que esta oportunidad se convierta en un verdadero negocio para el país es necesario que guionistas y productores dominen la lógica del producto: trabajo por temporadas de pocos capítulos (entre 6 y 24) muy bien producidos y con un especial énfasis en la calidad del guión. Si se entiende esta lógica es muy posible que Colombia pueda convertirse en líder regional de la producción y adaptación de series y no solo en maquilador de productos o realizador de parodias.